Crítica:

La asesina del 'predictor'

"La mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo", afirmaba el título y el subtítulo de una famosa película de principios de los noventa, rodada por Curtis Hanson en medio de la eclosión del thriller psicológico americano. Más de una década después, los españoles Fernando Cámara, desde la dirección, y Patxi Amezcua, a través de la escritura, recuperan el espíritu de aquella película para filmar Trastorno, correcta intriga en torno a la maternidad, el desequilibrio psíquico y la consanguinidad, que recoge referencias de múltiples clásicos del género para terminar conforman...

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"La mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo", afirmaba el título y el subtítulo de una famosa película de principios de los noventa, rodada por Curtis Hanson en medio de la eclosión del thriller psicológico americano. Más de una década después, los españoles Fernando Cámara, desde la dirección, y Patxi Amezcua, a través de la escritura, recuperan el espíritu de aquella película para filmar Trastorno, correcta intriga en torno a la maternidad, el desequilibrio psíquico y la consanguinidad, que recoge referencias de múltiples clásicos del género para terminar conformando un producto ciertamente solvente.

El primer mérito de la producción es el reparto de las dos hermanas protagonistas. Por una vez, Najwa Nimri, acostumbrada a papeles inquietantes de chica con un mundo al margen, interpreta a la ilusionada esposa, dibujante de libros para niños, que espera la maternidad desde su muy ordenado universo. Mientras, Cámara saca partido al lado oscuro de la enorme mirada de la habitualmente dulce Ingrid Rubio.

TRASTORNO

Dirección: Fernando Cámara. Intérpretes: Najwa Nimri, Ingrid Rubio, Pep Munné, Juan Sanz. Género: terror. España, 2006. Duración: 81 minutos.

La segunda virtud de Trastorno es sin duda su duración, apenas 80 minutos en los que la historia se dirige directamente a lo que importa, a intentar hacer pasar un rato desagradable a la platea a través de recursos mil veces utilizados pero casi siempre efectivos (el animal muerto en la basura, los cristales amenazantes de los pies descalzos, el sueño que parece realidad...), además de homenajear por segunda vez este año a la histórica canción de Jeannette ¿Por qué te vas? (inolvidable en Cría cuervos), tras la recuperación en clave romántica en la reciente Tu vida en 65 minutos.

Desde luego, la película no inventa nada y, como siempre, culmina con la inevitable lucha a muerte entre el bien y el mal, pero al menos no engaña a nadie ni se pierde en las pretenciosas bagatelas en las que a veces se introduce el cine español de género.

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