Hélène Bamberger expone las fotos de sus paseos con Marguerite Duras

"Cuando conocí a Marguerite nunca había leído nada de Duras... Nos gustamos de inmediato". Hélène Bamberger recuerda así su encuentro con Marguerite Duras en el verano de 1980 en la ciudad francesa de Trouville, en Normandía. Bamberger, que empezaba su carrera como fotógrafa, tenía 24 años y la inolvidable autora de El Amante, 66. A lo largo de 14 años su amistad se plasmó en centenares de imágenes, una treintena de las cuales se presentan en el Instituto Francés de Barcelona (Moià, 8), en la exposición Marguerite Duras de Trouville par Hélène Bamberger, evento central del homena...

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"Cuando conocí a Marguerite nunca había leído nada de Duras... Nos gustamos de inmediato". Hélène Bamberger recuerda así su encuentro con Marguerite Duras en el verano de 1980 en la ciudad francesa de Trouville, en Normandía. Bamberger, que empezaba su carrera como fotógrafa, tenía 24 años y la inolvidable autora de El Amante, 66. A lo largo de 14 años su amistad se plasmó en centenares de imágenes, una treintena de las cuales se presentan en el Instituto Francés de Barcelona (Moià, 8), en la exposición Marguerite Duras de Trouville par Hélène Bamberger, evento central del homenaje que el centro dedica a la escritora en el décimo aniversario de su muerte.

La exposición, abierta al público hasta el 19 de enero, ofrece un retrato íntimo e inusual de Duras en los lugares donde pasó todos los veranos desde los primeros años de la década de 1970 hasta su muerte. "Tenía un piso en Roches Noires, un inmenso hotel antiguo y mágico reconvertido en edificio de apartamentos. Era muy metódica y detallista. Por la mañana escribía y por la tarde íbamos de paseo con el viejo Peugeot de mi padre, porque el enfisema le impedía caminar. El primer año conducía yo, después condujo Yann", relata Bamberger.

Yann Andréa, el último amante de Duras, también apareció aquel verano de 1980 y, aunque tenían casi 40 años menos que ella, vivieron hasta el final una relación pasional y tormentosa, que Andréa reveló años después de la muerte de la escritora en el libro Cet amour là (Este amor). Sin embargo, la mirada cómplice que se intercambian a través de una ventana cerrada, en una de las imágenes captadas por Bamberger, pertenece a sus momentos más dulces.

El homenaje a Marguerite Duras incluye una lectura dramatizada de su obra más emblemática, El Amante, en el teatro Romea (13 de noviembre) y una mesa redonda sobre la relación de la escritora con el psicoanálisis en la mediateca del Instituto Francés (15 de noviembre).

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