La Cámara vasca reclama de nuevo el derecho de autodeterminación

El debate sobre la autodeterminación llegó ayer de nuevo al Parlamento vasco, fuera de tiempo y lugar, como fruto de los retrasos de la propia Cámara: lo que se discutía se presentó hace casi medio año, en mayo, a raíz del referéndum de Montenegro.

Fue una discusión reiterativa en argumentos respecto a otros debates anteriores, vieja y con argumentos viejos, sin aportaciones novedosas o imaginativas por parte de ninguno de los grupos y donde de nuevo se marcó en tiza roja la línea divisoria entre nacionalistas y no nacionalistas.

Si lo que ayer se oyó y se entrecruzaron los porta...

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El debate sobre la autodeterminación llegó ayer de nuevo al Parlamento vasco, fuera de tiempo y lugar, como fruto de los retrasos de la propia Cámara: lo que se discutía se presentó hace casi medio año, en mayo, a raíz del referéndum de Montenegro.

Fue una discusión reiterativa en argumentos respecto a otros debates anteriores, vieja y con argumentos viejos, sin aportaciones novedosas o imaginativas por parte de ninguno de los grupos y donde de nuevo se marcó en tiza roja la línea divisoria entre nacionalistas y no nacionalistas.

Si lo que ayer se oyó y se entrecruzaron los portavoces en la tribuna del Parlamento fuera lo que realmente se están diciendo los partidos en las conversaciones privadas que mantienen, el foro multipartito no podría estar tan cerca como se dice de alcanzar un principio de acuerdo básico.

El debate llegaba a destiempo, por ese retraso de seis meses desde la presentación de la propuesta por EA y EB, los dos socios minoritarios del Gobierno de Juan José Ibarretxe, que respaldaron el PNV, EHAK y Aralar, hasta sumar 40 votos, frente a los 32 de PSE y PP.

Por los discursos de los grupos nacionalistas fueron desfilando los ejemplos montenegrino, irlandés, quebequés o de los países del Báltico, pasando por la unificación alemana, en defensa de la validez de la libre determinación en países avanzados y en el mismo corazón de Europa. Todos ellos coincidieron en que no se trata de una reivindicación nacionalista, sino de un principio y un derecho democrático, que serviría para resolver "conflictos políticos históricos". Algunos, entre ellos EHAK, lo pusieron directamente en relación con el desbloqueo del proceso de paz, cuya situación, dijeron, es "grave".

El texto aprobado, que felicitaba a los montenegrinos por su referéndum del 21 de mayo pasado, era sobre el papel impecable e inofensivo: Apuesta por "el derecho de la sociedad vasca a decidir su propio futuro" y por "abordar un diálogo integrador y sin exclusiones que permita alcanzar un acuerdo sobre los aspectos básicos para la normalización política".

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"Seguir decidiendo"

Hubo invitaciones a los socialistas a secundarlo, pero el PSE-EE sacó como portavoz a su jefe de filas, Patxi López, algo poco habitual, para anunciar el voto en contra. La enmienda que defendió sin éxito mencionaba el derecho de Euskadi a "seguir decidiendo su futuro", y añadía que esto debe seguir dándose "en el marco legal que la ciudadanía vasca respaldó en las urnas cuando aprobó en referéndum la Constitución y el Estatuto de Autonomía".

López acusó a los nacionalistas de faltar al rigor, al obviar que el derecho a la separación en Serbia-Montenegro era una previsión constitucional en la unión de ambos Estados en 2003, es decir, en su marco legal interno. El popular Leopoldo Barreda tachó lo aprobado de "nuevo brindis al sol".

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