El Supremo ordena repetir el juicio a un acusado de estafa por fingir ceguera

La Audiencia de Barcelona repite hoy el juicio a Domingo M. A., acusado de fingir ceguera para cobrar una indemnización, por orden del Tribunal Supremo. El juez deberá decidir si el acusado quedó realmente ciego tras el accidente de tráfico que sufrió en 1996 en El Masnou (Maresme) y por el cual la compañía aseguradora Mapfre tuvo que indemnizarlo con 546.780 euros por las secuelas que le quedaron.

Las dudas sobre su ceguera surgieron porque dos años después de este accidente, la policía arrestó a Domingo M. A. por circular con un coche de la marca BMW de su propiedad a 154 kilómetros p...

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La Audiencia de Barcelona repite hoy el juicio a Domingo M. A., acusado de fingir ceguera para cobrar una indemnización, por orden del Tribunal Supremo. El juez deberá decidir si el acusado quedó realmente ciego tras el accidente de tráfico que sufrió en 1996 en El Masnou (Maresme) y por el cual la compañía aseguradora Mapfre tuvo que indemnizarlo con 546.780 euros por las secuelas que le quedaron.

Las dudas sobre su ceguera surgieron porque dos años después de este accidente, la policía arrestó a Domingo M. A. por circular con un coche de la marca BMW de su propiedad a 154 kilómetros por hora. Tras esta detención, la compañía de seguros denunció al acusado por estafa procesal porque consideró que la conducción es una actividad incompatible con la ceguera.

La Audiencia de Barcelona absolvió entonces al acusado, tras denegar a la compañía Mapfre un testigo sorpresa que debía certificar que Domingo M. A. conservaba la vista. La negativa de aceptar a este testigo llevó a la aseguradora a presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. El tribunal ha dado la razón a Mapfre y ha ordenado repetir el juicio al acusado en la Sección Segunda de la Audiencia. El Supremo sostiene que el juez denegó el testigo por un problema procesal y no de fondo, por lo que deberá volver a examinar el caso.

Domingo M. A. declarará hoy ante el juez para probar su ceguera. El acusado argumenta que realmente no puede ver, y que cuando le detuvieron conduciendo a 154 kilómetros por hora estaba "impulsado por una necesidad física de conducir" y guiado en todo momento por su mujer, que viajaba de copiloto.

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