Cartas al director

El poder es del pueblo

La política de nuestro país está marcada, desde las últimas elecciones, por el singular papel que juega el Partido Popular. Observo hasta la saciedad que el PP, desde que perdió las elecciones, ha montado una estrategia de oposición que consiste en lo siguiente:

1. No reconocer con naturalidad la derrota electoral, que la soberanía popular con su voto hizo real y patente en las urnas.

2. Ceñir toda su labor a un ataque sistemático de no reconocer nada positivo del partido en el Gobierno y descalificarlo con la mentira, la calumnia y el insulto. Tal descalificación a...

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La política de nuestro país está marcada, desde las últimas elecciones, por el singular papel que juega el Partido Popular. Observo hasta la saciedad que el PP, desde que perdió las elecciones, ha montado una estrategia de oposición que consiste en lo siguiente:

1. No reconocer con naturalidad la derrota electoral, que la soberanía popular con su voto hizo real y patente en las urnas.

2. Ceñir toda su labor a un ataque sistemático de no reconocer nada positivo del partido en el Gobierno y descalificarlo con la mentira, la calumnia y el insulto. Tal descalificación alcanza obsesivamente al presidente Zapatero y, en consecuencia, a cuantos le acompañan y en ocasiones a cuantas instituciones la democracia le depara para gobernar: todo estaría por él tergiversado y corrompido, maestro omnipotente en el engaño y la manipulación.

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3. El PP sangra por una herida que no va a cicatrizar nunca: el poder perdido, ignorando que ese poder es propio e innato del pueblo y que sólo lo administra delegadamente a quien el pueblo lo entrega. Los españoles no sabemos cuál es el proyecto del PP y con qué nuevas propuestas y alternativas entraría a gobernar si el pueblo lo eligiera de nuevo.

4. Afortunadamente los ciudadanos, aunque hartos, vemos las dobleces y los servilismos de cuantos, con mala conciencia, intentan dar un vuelco con la intoxicación informativa, ya que han renunciado a hacerlo de otra manera. Esa estrategia les va poniendo al descubierto y rebajando a mínimos su dignidad y crédito. Su fiabilidad irá cayendo más, porque no es perdonable que, ante los graves problemas del país, se enreden despechadamente en readquirir un poder que no se les ha dado.

5. El dicho de que "una mentira mil veces repetida acaba siendo verdad" ya no vale. Y la prueba más evidente es que son cada vez más quienes, ante la voz, intervención o presencia de sus voceros en una u otra parte, acaban confesando: es inútil, mentir y calumniar les resulta compulsivo, mejor aparcarlos, no se puede colaborar con quien ve en el político contrario, un enemigo a batir, como sea y con los medios que sea. ¿Tan poco peso tienen en el PP sus numerosos representantes políticos que dejan toda la responsabilidad en la cabeza de algunos diseñadores de esta anacró-nica e irracional estrategia? El PP, sin líder, asume lo que algunas cabezas en la sombra le dictan. Y, lo que parece más significativo, es que esa estrategia se asume (o impone) masiva e incondicionalmente, sin apenas asomo público de crítica y disconformidad en las filas del partido.

El pueblo está cada vez en mejores condiciones de distinguir lo que es delegar el poder para un ejercicio de dominación y represión o de ejercicio democrático y de voluntad de vida al servicio del pueblo.

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