Reportaje:

FON aterriza en Nueva York

Compite con Google y el Ayuntamiento en redes inalámbricas de Internet

Los proyectos para llevar Internet a los vecinos de Nueva York se suceden. Google financia ya una red inalámbrica abierta en el corazón de Manhattan y el Ayuntamiento se dispone a lanzar en breve una señal municipal que cubra Central Park. En la carrera también participa la española FON, con una iniciativa con la que pretende crear un sistema integrado por hasta 25.000 redes inalámbricas privadas, de residentes dispuestos a compartir su señal con otras personas que circulen por las calles.

La red empezó a implantarse en septiembre, según explicó Juergen Urbanski, director general de FON...

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Los proyectos para llevar Internet a los vecinos de Nueva York se suceden. Google financia ya una red inalámbrica abierta en el corazón de Manhattan y el Ayuntamiento se dispone a lanzar en breve una señal municipal que cubra Central Park. En la carrera también participa la española FON, con una iniciativa con la que pretende crear un sistema integrado por hasta 25.000 redes inalámbricas privadas, de residentes dispuestos a compartir su señal con otras personas que circulen por las calles.

La red empezó a implantarse en septiembre, según explicó Juergen Urbanski, director general de FON, compañía creada por el empresario Martín Varsavsky, en Norteamérica. La filosofía es simple: la compañía propone a los neoyorquinos que disponen en casa o en sus trabajos de una conexión a banda ancha que pongan sus redes a disposición de otras personas. Para ello, FON se dispone a regalarles sus nuevos equipos Wi-Fi o venderlos por un precio simbólico de cinco dólares, a los que hay que sumar ocho dólares en gastos de envío. El precio de estos routers en el mercado ronda entre los 60 y los 80 dólares. Los nuevos routers de FON, que empezaron a venderse hace dos semanas -antes utilizaban Lynksys-, lanzan dos señales inalámbricas, una protegida para el uso personal del internauta que abre su señal y otra en abierto para que puedan acceder los miembros de la comunidad FON (foneros) que se hallen en la zona de cobertura de la red. Para no suscriptores, el peaje es de tres dólares al día, lo mismo que cobran operadoras como AT&T o T-Mobile por media hora de conexión Wi-Fi en las librerías Barnes&Nobels o en las cafeterías Starbucks. "Si compartes la señal en casa, no pagas", recuerda Urbanski.

FON dispone de una página web (wifi4nyc.com) para que se registren los interesados. Los apartamentos que dan a la calle tienen preferencia a la hora de hacerse con los routers. El coste estimado de esta operación es de 80 millones de dólares, según anticipa Andrew Rasiej, conocido en Manhattan como el "WiFi guy" por su campaña por una señal de Internet municipal y que ejerce como consultor de FON para el proyecto neoyorquino. La española empezó a atraer la atención en EE UU cuando en febrero anunció un acuerdo con Google, Skype, Sequoia Capital e Index Ventures para el desarrollo de una red global integrada por más de un millón de puntos de acceso inalámbricos.

Pero la iniciativa de FON, sin embargo, despierta algunas dudas legales y prácticas que pueden minar su competencia con otros sistemas inalámbricos. Los residentes que decidan compartir su señal de banda ancha deberán estar seguros de que las compañías que le suministran el acceso a Internet -como Verizon, Time Warner o Comcast- permiten abrir su red Wi-Fi a otros usuarios. Desde FON aseguran que su proyecto cumple con las leyes estadounidenses en materia de telecomunicaciones y se explica que hay abiertas negociaciones con los servidores para evitar que modifiquen sus licencias de uso y a que participen en la iniciativa, que podría extenderse a otras ciudades de EE UU si tiene éxito en Nueva York.

David y Goliat

"Esto es como David contra Goliat. No creo que les interese lanzar una acción legal contra nosotros. Y el mejor ejemplo en este sentido es Skype", opina Urbanski. Raseij añade en una reciente entrevista con medios locales neoyorquinos que esta iniciativa ahorrará además mucho dinero al Ayuntamiento, porque el sistema se apoya en las redes ya existentes en los hogares. "La ciudad sólo deberá preocuparse de instalar nodos Wi-Fi donde no haya acceso a banda ancha", remacha. "El problema en una ciudad como Nueva York no está en la cobertura, sino en el acceso", añade Urbanski, mientras explica que el objetivo es atraer también a los pequeños negocios -bares, restaurantes y tiendas- para que ayuden a propagar la red por la ciudad.

El sistema se topa además con algunas dificultadas técnicas a la hora de acceder a las redes de otros foneros vecinos, bien porque las claves no funcionan, bien por la incompatibilidad de los dispositivos o bien por las trabas a la hora de localizar los puntos de acceso disponibles, por no dejar de citar los temores vinculados a la seguridad por el tráfico entrante. FON lanzó hace unas semanas una nueva versión de su mapa en la que usa el sistema Google Map y asegura que miles de personas tienen ya instalados sus routers en Madrid, Nueva York, Berlín y Singapur. Dice disponer de miembros en unos 30 países.

Martín Varsavsky.

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