El presidente llega dos horas tarde y renuncia a tomar la palabra

No hay precedentes en la historia reciente del parlamentarismo español de que un presidente de un Gobierno acuda tarde a la moción de censura presentada contra él. Francisco Camps llegó ayer con dos horas de retraso a las Cortes Valencianas, donde se planteaba su censura. Más insólito resultó que ningún miembro de su Gobierno interviniese en las ocho horas de debate para defenderse de las críticas con que los socialistas justificaron la reprobación.

Camps retrasó su entrada en el hemiciclo de forma deliberada al decidir acudir, acompañado por el consejero portavoz, Vicente Rambla, y el ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No hay precedentes en la historia reciente del parlamentarismo español de que un presidente de un Gobierno acuda tarde a la moción de censura presentada contra él. Francisco Camps llegó ayer con dos horas de retraso a las Cortes Valencianas, donde se planteaba su censura. Más insólito resultó que ningún miembro de su Gobierno interviniese en las ocho horas de debate para defenderse de las críticas con que los socialistas justificaron la reprobación.

Camps retrasó su entrada en el hemiciclo de forma deliberada al decidir acudir, acompañado por el consejero portavoz, Vicente Rambla, y el consejero de Transportes, José Ramón García Antón, a un acto sobre carreteras comarcales de la Diputación de Valencia. Con esta justificación, el presidente y sus dos consejeros se ahorraron escuchar los motivos por los que los socialistas habían decidido censurarlo.

Más información

Camps sólo permaneció en el hemiciclo durante la exposición del programa de Pla y la réplica del portavoz del PP. En esa hora y media, el presidente no tomó ni una sola nota, mientras sus consejeros se dedicaban a entrar y salir del hemiciclo y los diputados populares conversaban entre sí. El presidente de la Cámara, el popular Julio de España, se encargó, pese a las protestas de socialistas y Esquerra Unida-L'Entesa, de ordenar el debate arbitrariamente gracias a la falta de una reglamentación detallada sobre la moción de censura. Tras escuchar a Pla y las réplicas del portavoz popular, Camps abandonó el hemiciclo y sólo regresó poco antes de la votación. Luego, en los pasillos, sí hizo unas breves declaraciones.

Casos anteriores

No es la primera vez que un presidente, estatal o autonómico, decide no hablar en una moción de censura. Aunque sí que es la primera ocasión en que no interviene nadie del Gobierno en su representación. Así, Adolfo Suárez, en mayo de 1980, delegó en su vicepresidente Fernando Abril la réplica a la moción planteada por Felipe González. Otro silencio sonado fue el de Jordi Pujol ante la reprobación del entonces candidato Pasqual Maragall en octubre de 2001. Sin embargo, entonces el Govern catalán dio la cara a través del conseller en cap, Artur Mas, en una operación destinada a lanzar al heredero de Pujol.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En otros casos, los responsables del Gobierno han preferido intervenir tras la primera jornada del debate, como González en la reprobación del popular Antonio Hernández Mancha en 1987.

Algo similar sucedió en la moción presentada por los socialistas, que defendió Mariano Rajoy en su condición de vicepresidente de la Xunta de Galicia en septiembre de 1987. Tras prosperar la medida, el presidente saliente, Gerardo Fernández Albor, tomó la palabra y convirtió su intervención en una despedida a su Gobierno.

Aunque lo más frecuente es que el presidente salga a defender su actuación, como hizo Manuel Fraga en tres ocasiones.

Archivado En