Cartas al director

El discurso del Papa

Confieso mi perplejidad ante la avalancha de críticas y comentarios, a favor y en contra, que el discurso de Benedicto XVI ha ocasionado. Sólo conozco algunos pasajes ya que, aunque lo he intentado, confieso que he sido incapaz de leer el discurso entero, por su densidad, para poder opinar, ya que en estos casos es fundamental el contexto general en el que estos pasajes están incluidos.

Me alegra saber, al menos, que hay mucha gente en España capaz de seguir y comentar, sin perderse, un discurso tan denso como éste con la misma facilidad que unas declaraciones de una tonadillera o de un...

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Confieso mi perplejidad ante la avalancha de críticas y comentarios, a favor y en contra, que el discurso de Benedicto XVI ha ocasionado. Sólo conozco algunos pasajes ya que, aunque lo he intentado, confieso que he sido incapaz de leer el discurso entero, por su densidad, para poder opinar, ya que en estos casos es fundamental el contexto general en el que estos pasajes están incluidos.

Me alegra saber, al menos, que hay mucha gente en España capaz de seguir y comentar, sin perderse, un discurso tan denso como éste con la misma facilidad que unas declaraciones de una tonadillera o de un torero para la prensa rosa.

¿Será que, después de todo, los diversos informes sobre la penosa situación de la formación educativa en España están equivocados?

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Sea lo que sea, al final el Vaticano se ha excusado, y está por ver que algún día algún dirigente islámico haga lo mismo tras uno de esos discursos incendiarios contra Occidente a los cuales estamos ya tan acostumbrados y que, desgraciadamente, van más allá del papel y acaban convertidos en bombas, causando víctimas inocentes y dolor.

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