Reportaje:

Carod exhibe la cara liberal de Esquerra

El líder de ERC afirma en la Cámara de Comercio que "cuanto menos Estado mejor, ni que sea catalán"

En la prédica preelectoral de la equidistancia entre izquierda y derecha, al líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, le tocó ayer el turno de exhibir la cara liberal de su partido, se supone que más afín al candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, que al de los socialistas, José Montilla. Carod hablaba ante la junta de la Cámara de Comercio de Barcelona. La fórmula para presumir de liberal que eligió fue ésta: "Cuanto menos Estado mejor, ni que sea catalán".

Dicho por el presidente de un partido cuyo objetivo se supone que es la construcción del Es...

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En la prédica preelectoral de la equidistancia entre izquierda y derecha, al líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, le tocó ayer el turno de exhibir la cara liberal de su partido, se supone que más afín al candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, que al de los socialistas, José Montilla. Carod hablaba ante la junta de la Cámara de Comercio de Barcelona. La fórmula para presumir de liberal que eligió fue ésta: "Cuanto menos Estado mejor, ni que sea catalán".

Dicho por el presidente de un partido cuyo objetivo se supone que es la construcción del Estado catalán, parece una toma de posición fuerte. Carod la aclaró indicando también que entre las pretensiones de Esquerra en el ámbito económico figura la de convertirse nada menos que en "el gran facilitador" de la actividad de los empresarios. Lo que el Gobierno tiene que hacer respecto a ellos es, dijo, "molestar poco". Es decir, no entorpecer la creación de empresas.

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La receta para este fin que Carod ofreció como fruto de los dos años y medio de estancia de su partido en el Gobierno de la Generalitat es la "simplificación" de la Administración y la mejora de su eficacia interna, de la que sostuvo que tiene mucho por mejorar.

Dicho esto, sin embargo, Carod entró rápidamente en zona de ambigüedades que muy probablemente le permitirían hablar con acento socializante si en vez de hacerlo en un desayuno con empresarios y ejecutivos en el Salón Dorado de la Casa Llotja de Mar, sede de la Cámara, lo hubiera hecho en un sindicato de los clásicos.

En primer lugar criticó la supresión de algunos impuestos propuesta por CiU. Se excusó alegando que cuando el vicepresidente Pedro Solbes anda rebajando las inversiones del Estado en Cataluña en materia de infraestructuras, no es cuestión de reducir, además, los impuestos que corresponden a la Generalitat. Aunque hizo una concesión interesante, que va en contra de lo que ERC instauró estando en el Gobierno catalán: suprimir el céntimo de euro destinado a la Sanidad con que se ha gravado el litro de carburante.

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Después presentó como idea luminosa de su partido la creación de la figura del "tutor empresarial" en la Administración para ayudar a los emprendedores. Pero a la hora de concretar cómo reducir los problemas creados por la superposición en Cataluña de seis niveles administrativos, echó toda la culpa a los ayuntamientos y dio a entender que si de él depende no desaparecerá ninguno de ellos. Eso sí, dejó claro que "no puede ser que cada Ayuntamiento pretenda decidir por dónde ha de pasar el AVE".

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