"Mis hijos y yo empezamos a vomitar y luego perdimos la vista"
La tercera mujer en declarar fue Bahia Mustafá Mustafá, de 52 años. La testigo relató cómo aviones de guerra bombardearon su pueblo, en la provincia de Erbil, en 1987. También explicó que durante la campaña militar perdió a su marido y a 10 familiares en la campaña de represión lanzada por el Ejército iraquí.
La testigo comentó que tras el bombardeo se refugió con sus hijos en la casa y percibió un "olor repugnante, que no era normal, como el ajo o una manzana podrida". Al poco tiempo de padecer el ataque comenzaron las consecuencias: "Al entrar en casa, mis hijos y yo empezamos a vomit...
La tercera mujer en declarar fue Bahia Mustafá Mustafá, de 52 años. La testigo relató cómo aviones de guerra bombardearon su pueblo, en la provincia de Erbil, en 1987. También explicó que durante la campaña militar perdió a su marido y a 10 familiares en la campaña de represión lanzada por el Ejército iraquí.
La testigo comentó que tras el bombardeo se refugió con sus hijos en la casa y percibió un "olor repugnante, que no era normal, como el ajo o una manzana podrida". Al poco tiempo de padecer el ataque comenzaron las consecuencias: "Al entrar en casa, mis hijos y yo empezamos a vomitar y más tarde perdimos la vista. Mis hijos y yo gritamos pidiendo ayuda".
La defensa se burló de ella preguntando si cocinaba con ajo, sugiriendo que era su cocina la que generaba el mal olor y no las bombas del Ejército iraquí. El comentario provocó una sonrisa en el rostro de Sadam y una carcajada por parte de su primo Alí Hasan Majid, conocido como Alí el Químico por su determinación de usar gas venenoso contra los kurdos.
Los supervivientes de la Operación Al Anfal suelen coincidir en los efectos que las armas químicas causaron en la población kurda entre 1987 y 1988: las quemaduras en la piel, los problemas en la gestación de los hijos y las cegueras.