Una calzada romana en la montaña
El sendero de la Calzada Romana es uno de los más agradables y fáciles que hay en la sierra gaditana. No en vano, los romanos gozan de la fama de ser buenos constructores.
El camino, que tiene una longitud de 2.900 metros, conduce desde la localidad gaditana de Benaocaz a su vecina Ubrique a lo largo de esta calzada romana, que se encuentra en un buen estado de conservación y que constituye una de las excursiones más típicas del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
El comienzo debe hacerse desde Benaocaz, justo frente al acceso central de los tres que tiene el municipio desd...
El sendero de la Calzada Romana es uno de los más agradables y fáciles que hay en la sierra gaditana. No en vano, los romanos gozan de la fama de ser buenos constructores.
El camino, que tiene una longitud de 2.900 metros, conduce desde la localidad gaditana de Benaocaz a su vecina Ubrique a lo largo de esta calzada romana, que se encuentra en un buen estado de conservación y que constituye una de las excursiones más típicas del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
El comienzo debe hacerse desde Benaocaz, justo frente al acceso central de los tres que tiene el municipio desde la carretera A-374.
La duración de la excursión es de apenas una hora; aunque merece la pena hacer el recorrido a paso lento, para admirar la gran variedad de especies vegetales e, incluso, avistar si es posible algún animal característico de la zona, como aves y cabras montesas en las cimas.
Al principio de la vía el caminante se topa con una señal en la que se explican los orígenes de la calzada y el contexto en que fue realizada.
La parte final, que se adentra hacia Ubrique, pasa por un encinar en el que hay ubicadas algunas explotaciones ganaderas.
Una vez se entra en la población, es aconsejable conocer sus callejuelas y, sobre todo, sus típicas fuentes serranas.