Conflicto laboral en el sector aéreo

La aerolínea estima que en las siete jornadas de paro se perderá casi un tercio del beneficio de 2005

Iberia, que como sus rivales libra una batalla para ser más competitiva ante el encarecimiento del petróleo y ante el éxito de las compañías aéreas de tarifa reducida, deberá hacer frente en siete días a unos costes equivalentes a casi una tercera parte del beneficio de explotación que logró en todo 2005. Según las estimaciones del grupo, que se basan en la experiencia de huelgas anteriores, los costes de la huelga de pilotos ascienden a cinco millones de euros al día. O 35 millones al final de la semana.

La compañía ganó 395,6 millones el año pasado, pero esas cuentas incluían unos ing...

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Iberia, que como sus rivales libra una batalla para ser más competitiva ante el encarecimiento del petróleo y ante el éxito de las compañías aéreas de tarifa reducida, deberá hacer frente en siete días a unos costes equivalentes a casi una tercera parte del beneficio de explotación que logró en todo 2005. Según las estimaciones del grupo, que se basan en la experiencia de huelgas anteriores, los costes de la huelga de pilotos ascienden a cinco millones de euros al día. O 35 millones al final de la semana.

La compañía ganó 395,6 millones el año pasado, pero esas cuentas incluían unos ingresos extraordinarios por las plusvalías que generó la venta de Amadeus. El beneficio de explotación fue de 117 millones. Los costes de la huelga incluyen desde el refuerzo de personal para encajar la avalancha de peticiones de alternativas a los vuelos anulados hasta el reembolso del billete cuando no hay más alternativa que anular el viaje. Pero al margen de la devolución del dinero no habrá indemnizaciones a los afectados. La compañía aduce que se ve forzada a anular los vuelos.

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La compañía prioriza la recolocación del máximo número de pasajeros, de los 200.000 afectados en total, en otros vuelos operados por la propia Iberia. Si esta opción le resulta imposible, busca entonces activar los acuerdos existentes con otras aerolíneas en caso de cancelación de vuelos para que éstas hagan un hueco a sus viajeros. Es el caso de Spanair, que ayer aseguró estar "al límite de su operativa", y que "ha dado instrucciones al personal de tierra y de facturación para hacer todo lo posible para absorber la demanda adicional". Pero por ahora no tiene previsto poner más aviones.

La recolocación de pasajeros conlleva también que Iberia debe hacerse cargo de comprar billetes en vuelos de sus compañías competidoras, y, al margen del coste, el problema radica en encontrar plaza en estas fechas. Vueling y Air Europa apuntaron ayer que en julio ya iban "casi llenos" y que, aunque efectivamente han notado un incremento en la ocupación en los últimos días, no pueden especificar qué porcentaje de nuevas reservas se debe a la huelga.

La preocupación de Iberia va más allá de la duración de la protesta. Teme que muchos potenciales pasajeros en las próximas semanas llamen a la puerta de otra compañía para curarse en salud por si la protesta de los pilotos se alarga.

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