Irún vive el Alarde de San Marcial en paz por primera vez en diez años

Los partidarios de los desfiles tradicional y mixto se esquivan para evitar incidentes

La consigna era evitar a toda costa los insultos y agresiones que empañan desde hace diez años el día grande de las fiestas de San Marcial en Irún. Y el pueblo entero se plegó a ella. Por primera vez desde 1996, año en que un grupo de mujeres comenzó a reivindicar su derecho a participar en el Alarde en igualdad de condiciones que los hombres, reinó la cordura. Sin aceptarse, los defensores del desfile tradicional, que sólo admite a la mujer como cantinera, y los del mixto evitaron encontrarse en las calles. Para algunos, se respetaron; para otros, simplemente se ignoraron. Lo único cierto es ...

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La consigna era evitar a toda costa los insultos y agresiones que empañan desde hace diez años el día grande de las fiestas de San Marcial en Irún. Y el pueblo entero se plegó a ella. Por primera vez desde 1996, año en que un grupo de mujeres comenzó a reivindicar su derecho a participar en el Alarde en igualdad de condiciones que los hombres, reinó la cordura. Sin aceptarse, los defensores del desfile tradicional, que sólo admite a la mujer como cantinera, y los del mixto evitaron encontrarse en las calles. Para algunos, se respetaron; para otros, simplemente se ignoraron. Lo único cierto es que no se enfrentaron. La fiesta transcurrió en paz y con una mínima presencia policial. Y eso, tras una década de incidentes, es noticia.

La localidad amaneció vestida de blanco, rojo y negro y en medio de la resaca. Aún olía a orina y alcohol cuando el Alarde tradicional, mayoritariamente apoyado por el pueblo, arrancó de la plaza de Urdanibia, con 8.000 hombres y 19 cantineras. Eran las 7.40 horas y el otro desfile (1.000 personas), el que admite que las mujeres puedan vestirse de soldados, no tenía prevista su salida hasta las 10.10. El único riesgo era que se encontraran a su disolución del primero. Pero estaba calculado para que no ocurriera.

"Las conversaciones que hemos mantenido las dos partes con Interior, pidiendo que controlara la situación sin intervenir, han dado sus frutos", explicó Maribel Castelló, portavoz del desfile mixto. "Ha habido una voluntad por parte de todos para que prevalezca la fiesta". La Junta del Alarde tradicional desvió del recorrido del otro desfile a sus soldados, cantineras y seguidores: los convocó en la plaza del Ensanche, bajo la promesa de bocadillos y bebidas gratuitas. Y llegó además a un acuerdo con los bares de la calle Mayor, zona donde se registraron los mayores incidentes en ediciones anteriores, para que cerraran entre las 10.00 y las 12.00. Sólo en ese lugar se estableció un cordón policial que no tuvo que actuar.

Ambiente festivo

El ambiente festivo reinó así en Irún. Los dos alardes completaron su recorrido por separado al ritmo de pífanos y tambores. Cada uno, con sus apoyos institucionales. El alcalde socialista, José Antonio Santano, como otros años, sólo se dejó ver en el balcón consistorial cuando el general del desfile mayoritario pasó revista a sus tropas. "Se está cumpliendo la ley de igualdad", dijo a un año de los comicios locales.

Por contra, el ararteko, Iñigo Lamarca, la directora de Emakunde, Izaskun Moyua, la nueva Defensora para la Igualdad, Maite Erro, y representantes de todos los partidos salvo el PP, respaldaron con su presencia el desfile mixto que, como el tradicional, rememora la victoria de la milicia irunesa frente al ejército francés en 1522. El Ayuntamiento, que está obligado a garantizar la igualdad, "no lo hace" y, "de una manera no muy clara, presta su apoyo al Alarde tradicional", denunció Lamarca. La lectura positiva de lo que ocurrió ayer la hacía Fermín, un vecino. "No ha habido violencia, y sin violencia las cosas llegan solas".

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