Bikondoa muestra la influencia de la meditación zen en sus pinturas

El Koldo Mitxelena exhibe 38 óleos y cuadros de polvo de mármol

Alfredo Bikondoa (San Sebastián, 1942) se considera un pintor sin estilo. Se ha movido en los parámetros del realismo, del surrealismo, incluso del dadaísmo, porque no le interesa la apariencia externa de sus creaciones, sino la investigación que hay tras ellas. Sobre todo, desde descubrió la meditación zen. El centro cultural Koldo Mitxelena (KM) de San Sebastián muestra la influencia que ha tenido este pensamiento en su obra, a través de 38 óleos y cuadros hechos con polvo de mármol.

La exposición, que permanecerá abierta el público en la Ganbara del KM hasta el próximo 26 de agosto, ...

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Alfredo Bikondoa (San Sebastián, 1942) se considera un pintor sin estilo. Se ha movido en los parámetros del realismo, del surrealismo, incluso del dadaísmo, porque no le interesa la apariencia externa de sus creaciones, sino la investigación que hay tras ellas. Sobre todo, desde descubrió la meditación zen. El centro cultural Koldo Mitxelena (KM) de San Sebastián muestra la influencia que ha tenido este pensamiento en su obra, a través de 38 óleos y cuadros hechos con polvo de mármol.

La exposición, que permanecerá abierta el público en la Ganbara del KM hasta el próximo 26 de agosto, refleja el sendero por el que ha transitado el artista desde 1998, tras retomar una actividad que dejó a los 37 años por una crisis personal y artística que le llevó a descubrir la meditación zen.

"Durante unos años estuve sin pintar, luego integré mi experiencia en este mundo a través de lo que yo sé hacer, que es pintar", explica. "Busco la realidad profunda. Mis cuadros no son otra cosa que investigación y experimento. Investigo siempre en la pintura, en todo. Mi vida es una constante investigación del misterio del más allá, del profundo misterio de la existencia, de la contradicción humana, de la ambigüedad del todo".

Todos los estilos le sirven a Bikondoa en esa permanente búsqueda, en ese intento de trascender, como puede apreciarse en la Ganbara, donde hay espacio para la abstracción, los cuadros de tintes expresionistas y la figuración, representada por obras como La mujer de la luna llena I y II. "Sólo cambia la apariencia externa", apunta. Y él, como Tàpies, lo que busca es trascender.

Mirar más allá

El pintor se presenta ante el público donostiarra con óleos y piezas hechas con polvo de mármol; unas en blanco y negro, otras en tostados o colores más expresivos. Muchas de ellas llevan títulos con los que Bikondoa invita al espectador a mirar más allá de la pura estética: Ventana; Puerta blanca. Puerta negra; El paso. "A veces les llamo stargate, porque son cuadros que te permiten pasar a través". Con todo, el artista no trabaja movido por el ánimo de transmitir mensajes al espectador. "Sinceramente no busco nada más que la autenticidad", sentencia. "No me interesa gustar o agradar, me interesa tocar el corazón, pero no el afectivo sino el corazón que es afín a todo...".

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El KM saca a la palestra con esta muestra la obra de un artista de larga y sólida trayectoria, que goza de mayor reconocimiento fuera que dentro del País Vasco. Sólo dos datos: el Vaticano recurrió a él para ilustrar su felicitación de las pasadas Navidades -una maternidad no exenta de polémica porque presentaba una mujer sin rostro- y dos museos de Dallas (EE UU) preparan una gran muestra sobre su obra.

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