El Guggenheim expone la pintura que sucedió al expresionismo abstracto

Ocho lienzos de gran formato componen una nueva presentación de la colección permanente

El Museo Guggenheim de Nueva York compró a lo largo de los años 60 una serie de pinturas representativas de los artistas jóvenes que en los Estados Unidos reaccionaban contra la gestualidad del expresionismo abstracto y se quedaban al margen del éxito que cosechaba el pop art. Ahora el Guggenhiem Bilbao recupera en una presentación de su colección ocho cuadros pintados por aquellos artistas, que manejaban el color con un nuevo protagonismo, sin las huella de la pincelada de los expresionistas abstractos.

Pintura de campos de color estará abierta al público hasta 2007 con t...

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El Museo Guggenheim de Nueva York compró a lo largo de los años 60 una serie de pinturas representativas de los artistas jóvenes que en los Estados Unidos reaccionaban contra la gestualidad del expresionismo abstracto y se quedaban al margen del éxito que cosechaba el pop art. Ahora el Guggenhiem Bilbao recupera en una presentación de su colección ocho cuadros pintados por aquellos artistas, que manejaban el color con un nuevo protagonismo, sin las huella de la pincelada de los expresionistas abstractos.

Pintura de campos de color estará abierta al público hasta 2007 con trabajos de Morris Louis (Baltimore, 1912-Washington, 1962), Kenneth Noland (Asheville, Carolina del Norte, 1929), Larry Poons (Tokio, 1937), Gene Davis (Washington, 1920-1985), Frank Stella (Malden, Massachussets, 1936), Jack Youngerman (Louisville, Kentucky, 1926) y Jules Olitski (Snovsk, Rusia, 1922).

La conservadora del Guggenheim Petra Joos recordó que los pintores reunidos en Pintura de campos de color participaron en las exposiciones que hace ya 40 años recogieron la evolución del expresionismo abstracto por nuevos caminos que se separaban de la denominada action painting. Fueron los críticos que organizaron aquellas muestras quienes bautizaron la dispar evolución artística con los nombres de abstracción postpictórica y pintura sistémica.

En 1961 el Museo Guggenheim de Nueva York ya había prestado atención a los nuevos expresionistas, mostrando su trabajo y comenzando a adquirir piezas de pintores entonces desconocidos. La entrada definitiva en el panorama artístico de los renovadores llegó en tres años más tarde con una exposición en el Los Angeles County Museum of Art, titulada Abstracción postpictórica. El Guggenheim volvió a ocuparse de los artistas que se movían contra los pincipios del expresionismo abstracto en 1966 con la exposición Pintura sistémica.

El cuadro que abre la cronología de Pintura de campos de color es Zarabanda (1959), un lienzo que muestra la forma en la que Louis pintaba dejando fluir los pigmentos sobre el lienzo sin imprimación, formando bandas de colores translúcidos que se cruzan entre sí.

Joos señaló que Louis adaptó a su propio lenguaje una forma de pintar que descubrió en el estudio de Helen Frankenthaler, una artista que aportó su lirismo a la corriente del expresionismo abstracto pintando con colores muy diluidos, que penetraban en las telas sin el empleo de pinceles. "Estos artistas fundieron la forma y el fondo a través del color", explicó Joos.

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Noland es el único artista representado en la exposición con dos obras, creadas en 1964 y en 1979, en las que también trabajó con lienzos sin tratar. A diferencia de otros artistas incluidos en la exposición, Noland optaba por encajar el color en formas bien estructuradas y en lienzos de formatos poco convencionales.

La utilización del color en los artistas de la exposición fue muy diversa. Davis pintaba lienzos que repetían líneas verticales de diferentes colores, mientras Frank Stella está representado por Hatra II (1968), un ejemplo de los cuadros en los que introdujo la línea curva y trabajaba con una escala cada vez mayor. Stella, como Poons, Noland y Youngerman, fueron parte de los artistas calificados como sistémicos a pesar de sus diferencias. De Youngerman, por ejemplo, se muestra en la exposición Long March II (1969), un cuadro que revela como limita el color, con un efecto semejante al de los papeles recortados de Matisse. Olitski renovó la técnica de dispersar la pintura con el empleo de aerosoles que creaban campos de color ininterrumpidos que parecen extenderse más allá del lienzo.

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