Crítica:

Más gritos de mujer

Scream, multitudinario éxito escrito por Kevin Williamson y dirigido por Wes Craven en 1996, era un artefacto fabricado por un guionista listo poseedor de una gran virtud: saber recopilar muchas de las obsesiones del cine de terror juvenil, darle la vuelta y reírse de ellas a partir de un metalenguaje tan sano como divertido. El mito de la chica solitaria acechada dialéctica y físicamente por un intruso era uno de los referentes de aquella película. Hasta entonces las habíamos visto de todos los colores: madres e hijas; valientes, descaradas o directamente muertas de miedo; sanas, paral...

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Scream, multitudinario éxito escrito por Kevin Williamson y dirigido por Wes Craven en 1996, era un artefacto fabricado por un guionista listo poseedor de una gran virtud: saber recopilar muchas de las obsesiones del cine de terror juvenil, darle la vuelta y reírse de ellas a partir de un metalenguaje tan sano como divertido. El mito de la chica solitaria acechada dialéctica y físicamente por un intruso era uno de los referentes de aquella película. Hasta entonces las habíamos visto de todos los colores: madres e hijas; valientes, descaradas o directamente muertas de miedo; sanas, paralíticas e incluso ciegas. Sin embargo, desde Scream, la llamada telefónica amenazante se ha convertido en un lugar común difícil de resolver en una historia que pretenda aportar algo nuevo. Por eso Cuando llama un extraño, más allá de que se trate de una nueva versión del filme dirigido en 1979 por Fred Walton, deja esa sensación de mil veces vista y oída.

CUANDO LLAMA UN EXTRAÑO

Dirección: Simon West. Intérpretes: Camilla Belle, Katie Cassidy, Clark Gregg, Derek de Lint. Género: terror juvenil. EE UU, 2006. Duración: 87 minutos.

Simon West, acostumbrado a los fastuosos fuegos artificiales de películas como Con Air (1997) o Tomb Raider (2001), se mueve con soltura con un simple petardo como Cuando llama un extraño, ambientado casi exclusivamente en una ultramoderna casa ideal para ilustrar suplementos de decoración. Sin embargo, tanto al guión como a la dirección le faltan las malsanas intenciones de, por ejemplo, el Richard Fleischer de Terror ciego (1971).

Algo que le haga salirse de un cómodo sendero que termina, de forma impresentable, con un epílogo calcado al de Carrie (Brian de Palma, 1976), copiado ya hasta el empacho.

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