Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

Hipersensibilidad

Esta semana ha sido intensa en los mercados. Todo empezó el pasado viernes 12, con una fuerte depreciación del tipo de cambio dólar/euro que ha alcanzado niveles de 1,29, mínimos desde hace más de un año, reaccionando al comunicado de las autoridades monetarias norteamericanas que dejaba entrever una pausa en el tensionamiento de las condiciones monetarias. La calma posterior duró poco: con la excusa de la publicación de datos de inflación algo peores de lo esperado por los analistas, el repunte de las rentabilidades exigidas a largo plazo propició una fuerte corrección de los mercados bursáti...

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Esta semana ha sido intensa en los mercados. Todo empezó el pasado viernes 12, con una fuerte depreciación del tipo de cambio dólar/euro que ha alcanzado niveles de 1,29, mínimos desde hace más de un año, reaccionando al comunicado de las autoridades monetarias norteamericanas que dejaba entrever una pausa en el tensionamiento de las condiciones monetarias. La calma posterior duró poco: con la excusa de la publicación de datos de inflación algo peores de lo esperado por los analistas, el repunte de las rentabilidades exigidas a largo plazo propició una fuerte corrección de los mercados bursátiles mundiales, algunos de ellos perdiendo las ganancias que habían acumulado desde principios de año.

Después de un par de años de fuerte expansión económica, la primera economía mundial empieza a dar señales de desaceleración

Lo cierto es que la reacción de los mercados ha sido mucho más acusada que la que venía siendo habitual en los últimos meses. Hay que reconocer, sin embargo, que la posición en el ciclo y las preocupaciones de los agentes han cambiado. Después de un par de años de fuerte expansión económica, la primera economía mundial empieza a dar señales de desaceleración. Han aparecido algunos síntomas de agotamiento de la expansión del mercado inmobiliario y ha aumentado el temor a que la creación de empleo pueda perder fuelle; dos variables claves que han venido alimentando el principal motor del crecimiento estadounidense: el consumo privado. Hay que sumar el riesgo inflacionista como consecuencia del encarecimiento de las materias primas.

En definitiva, el actual momento del ciclo económico, los temores a una fase más inflacionista y, consecuentemente, las dudas acerca de la evolución de la política monetaria de la Reserva Federal, cuya fase final de endurecimiento parecía estar a punto de acabar, están en el origen de la mayor sensibilidad de los mercados, incrementando su volatilidad y, por lo tanto, el riesgo; algo a lo que debemos ir acostumbrándonos en la segunda mitad de año.

A pesar de ello, no debe olvidarse que el conjunto de la economía mundial continúa definiendo uno de los periodos más brillantes de las últimas décadas en términos de crecimiento y de inflación, con una capacidad desconocida de absorción del shock de los precios energéticos y de otras materias primas. Sólo esta inercia garantizará en los próximos trimestres un entorno económico todavía muy favorable.

Daniel Manzano y Meritxell Soler son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).

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