Un centro de formación profesional rechaza a alumnos por ser varones

Cuando Alejandro Lázaro quiso formalizar la matrícula en el centro educativo que la Consejería de Educación le había adjudicado, se encontró con la sorpresa de que no le admitían por el hecho de ser hombre. Los responsables del instituto de formación profesional Valdemilanos de Colmenar Viejo, que recibe financiación de la Comunidad de Madrid desde 2000, argumentaron que Alejandro no podía inscribirse en el módulo de Gestión de Recursos Naturales y Paisajísticos porque el objetivo del centro es "favorecer la educación e integración de la mujer en el mundo rural". La consecuencia de este ideari...

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Cuando Alejandro Lázaro quiso formalizar la matrícula en el centro educativo que la Consejería de Educación le había adjudicado, se encontró con la sorpresa de que no le admitían por el hecho de ser hombre. Los responsables del instituto de formación profesional Valdemilanos de Colmenar Viejo, que recibe financiación de la Comunidad de Madrid desde 2000, argumentaron que Alejandro no podía inscribirse en el módulo de Gestión de Recursos Naturales y Paisajísticos porque el objetivo del centro es "favorecer la educación e integración de la mujer en el mundo rural". La consecuencia de este ideario para Alejandro es que él mismo tuvo que buscarse un centro alternativo. Primero encontró una plaza en Murcia y, un mes más tarde, una vacante en un centro de Cuenca permitió que se trasladara allí, a 167 kilómetros de su casa en Alcorcón.

La diputada socialista Maravillas Martínez denunció ayer que la Comunidad de Madrid establezca conciertos con centros que "discriminan" a los alumnos varones y considera que se trata de "un paso más del Gobierno de Esperanza Aguirre hacia la derecha más rancia y radical". Según Maravillas, la Comunidad debería retirar la subvención a Valdemilanos si no cumple la normativa legal de admisión de alumnas y "de alumnos".

Un curso con dos chicas

Antes de este curso escolar, Valdemilanos admitía chicos en sus aulas, por lo que la exclusividad femenina se da ahora únicamente en los primeros cursos de cada módulo. Un alumno que este año estudia segundo de Trabajos Forestales cuenta que, mientras en su clase hay siete chicos y cuatro chicas, en primero sólo hay dos alumnas. "Aquí hacemos un trabajo físico duro y no a todas las mujeres les gusta; si rechazan a los hombres, esto va a ir a menos", sentencia el alumno.

Alejandro denuncia que no le dejan estudiar -"en un centro que pagamos todos"- y que por ello ha de gastarse los 680 euros trimestrales que le cuesta la residencia en Cuenca. "Y a eso hay que sumar el dinero del viaje a Madrid todos los fines de semana, porque la residencia cierra el sábado y domingo", se queja. El estudiante envió dos escritos de protesta a la consejería y recibió una respuesta en la que ésta "se quitaba el muerto", dice. "Todo lo que conseguí es que una funcionaria me aconsejara que intentara matricularme el año que viene, a ver si tenía más suerte".

En la consejería argumentan que el centro se abrió en 1998 exclusivamente para mujeres y que hace dos años un nuevo director admitió a los varones, pero en el presente curso la dirección decidió volver al sistema antiguo. Educación aduce que se limita a respetar el derecho a la libertad de enseñanza: "Tres sentencias judiciales avalan la legalidad de los colegios de educación diferenciada", dijo un portavoz. La directora de Valdemilanos no quiso hacer declaraciones "por teléfono" a este periódico; afirmó que sólo estaba dispuesta a hablar del asunto "cara a cara".

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