Un nido de águila obliga a parar las obras de los colectores de Torrelodones

Los colectores que llevarán las aguas residuales de Torrelodones (20.000 habitantes) a la depuradora de Galapagar han tropezado con un escollo: un nido de águila imperial. La Comunidad ha ordenado paralizar las obras, que deberían haber finalizado después del verano, para evitar que los trabajos coincidan con la época de reproducción y cría del águila. Los colectores están en proyecto desde 1998 y se han modificado en varias ocasiones. Esto ha hecho que Torrelodones continúe vertiendo la mayor parte de sus aguas residuales al río Guadarrama sin depurar.

No es la primera ocasión en la qu...

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Los colectores que llevarán las aguas residuales de Torrelodones (20.000 habitantes) a la depuradora de Galapagar han tropezado con un escollo: un nido de águila imperial. La Comunidad ha ordenado paralizar las obras, que deberían haber finalizado después del verano, para evitar que los trabajos coincidan con la época de reproducción y cría del águila. Los colectores están en proyecto desde 1998 y se han modificado en varias ocasiones. Esto ha hecho que Torrelodones continúe vertiendo la mayor parte de sus aguas residuales al río Guadarrama sin depurar.

No es la primera ocasión en la que el águila imperial se interpone en el camino de los colectores. En 1988, la aparición de otro nido obligó a cambiar la ubicación de la estación depuradora, que finalmente se instaló en el término de Galapagar, en una cota más alta que Torrelodones. La modificación obligó a un replanteamiento de las conducciones, que debían salvar varios desniveles mediante el bombeo del agua.

El PSOE de Torrelodones, en la oposición, ha denunciado en múltiples ocasiones la lentitud en la construcción de las tuberías, que impide que el municipio deje de ensuciar el río Guadarrama.

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