Entrevista:CARMEN MOYA | Delegada del Plan Nacional sobre Drogas | Consumo de alcohol

"Estas concentraciones etílicas son peligrosísimas"

Desde que asumiera el cargo de delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en mayo de 2004, Carmen Moya, ha estado preocupada por el cambio en los patrones de consumo de drogas entre los jóvenes. Anoche se enfrentó a una vuelta de tuerca: la organización de una competición de botellón entre jóvenes de distintas ciudades. Moya, nacida en Utiel (Valencia) hace 53 años, realizó estas declaraciones antes de saber el resultado de la convocatoria.

Pregunta. ¿Por qué se ha creado esta alarma cuando los jóvenes llevan años quedando para beber?

Respuesta....

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Desde que asumiera el cargo de delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en mayo de 2004, Carmen Moya, ha estado preocupada por el cambio en los patrones de consumo de drogas entre los jóvenes. Anoche se enfrentó a una vuelta de tuerca: la organización de una competición de botellón entre jóvenes de distintas ciudades. Moya, nacida en Utiel (Valencia) hace 53 años, realizó estas declaraciones antes de saber el resultado de la convocatoria.

Pregunta. ¿Por qué se ha creado esta alarma cuando los jóvenes llevan años quedando para beber?

Respuesta. Lo primero que hay que decir es que esto es nuevo. No se llevaba años haciendo competiciones. Hay una llamada pública y manifiesta en la que el objetivo es divertirse bebiendo, y esto es peligrosísimo. No se trata de jóvenes que quedan para verse y divertirse: van a un encuentro de botellón, donde el objetivo es beber alcohol, y alcohol de alta graduación.

"Detrás de esta convocatoria hay intereses comerciales, un aumento de ventas"
" La aceptación del consumo de alcohol está muy integrada en la sociedad"

P. Pero eso es lo que, según los estudios, hace medio millón de jóvenes todos los fines de semana.

R. Pero la convocatoria es un salto. Entraña la idea peligrosísima de que para divertirse hay que contar con el soporte de una sustancia de alta graduación. Cuando los jóvenes empezaron a hacer botellón, tenía un carácter aislado, muy puntual. Ahora son auténticas concentraciones etílicas, y hay que decirlo así. Esta convocatoria es única. Al principio los consumos probablemente eran similares a los que producían dentro de los bares o en la puerta, pero luego la situación evolucionó hasta llegar a otra cosa, que es a lo que nos enfrentamos ahora.

P. ¿Por qué cree que el fenómeno ha estallado ahora?

R. No creo que se trate de algo fortuito. Hay que tener en cuenta que detrás de esta convocatoria hay intereses comerciales, se produce un aumento de ventas. Las alertas tienen que saltar para todos. ¡Por favor, que los jóvenes no se dejen manipular!

P. ¿Qué se podía haber hecho?

R. Todos podíamos haber hecho mucho. Primero, los ayuntamientos, que son los que tienen las competencias; segundo, las comunidades autónomas, que legislan sobre el control de los puntos de venta y los espacios públicos; y para la Administración del Estado posiblemente quede la labor de coordinación.

P. ¿No ha sido un error tratar este fenómeno desde un punto de vista de orden público, en función de las protestas de los vecinos?

R. No tiene sentido tomar medidas únicamente represivas. El alcohol forma parte de nuestra cultura, pero no es esto. Una cosa es beber durante las comidas y otra la llamada al consumo en grandes cantidades. El factor de salud pública es muy importante. Tendrá efectos para la salud de los jóvenes, que ya se han estudiado, como los problemas en su desarrollo, el riesgo a caer en otras adicciones o a los accidentes de tráfico. En una sociedad todos tenemos que admitir unas reglas. No se puede aceptar que un grupo haga lo que quiera, y menos cuando para ello ponen en riesgo su salud. Detrás de estas convocatorias está el hecho de que la aceptación del consumo de alcohol está muy integrada en la sociedad.

P. Los jóvenes dicen que beber en la calle les sale más barato, no tienen hora de cierre y no tienen que aguantar el humo y el ruido de los locales. ¿Qué opina?

R. Hay que estudiar el fenómeno en toda su dimensión. Es cierto que los jóvenes intentan economizar, pero no se convocan de la misma manera para verse, ir a un concierto o practicar una actividad deportiva. Lo hacen para beber. Todos estos factores los tenemos que estudiar. Hay que ver cómo han cambiado los hábitos de diversión de los jóvenes.

P. ¿Y qué piensa de los ayuntamientos que han preparado zonas especiales para que se celebre el botellón?

R. Apoyaremos a todos los ayuntamientos que tiene que hacer frente a este fenómeno, pero no sé si preparar sitios específicos es la forma más adecuada de reducir el consumo. Parece más una medida encaminada a garantizar el orden público. Insisto en que hay que constatar y evidenciar que antes que el orden público, estamos ante un problema de salud pública.

P. ¿Hay marcha atrás en estas prácticas?

R. Los jóvenes tienen que aprender a divertirse sin que tenga que estar el alcohol por medio. No hay que alarmar, pero hay que reiterar e insistir en la sensibilización ante los riesgos de este consumo tan concentrado y rápido de alcohol.

P. ¿Va a cambiar el macrobotellón las actuaciones del Plan?

R. Ya antes se había empezado a trabajar en saber por qué se hacían. En ver qué condicionamientos (climatológicos o de otro tipo) había. Y ver cómo opinan sectores importantes: los profesores, los padres y los propios jóvenes.

Carmen Moya, delegada del Plan Nacional sobre Drogas.BERNARDO PÉREZ

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