Análisis:A LA PARRILLA

"¿Cortamos?". "No, no, seguimos"

Juan José Millás ha acostumbrado al lector español, desde El País Semanal, a conocer la línea de sombra de personajes, famosos o no, que ante él rasgan sus velos y ofrecen la cara oculta de la luna. Impulsado por Álex Martínez Roig (que fue, además, quien le abrió aquel camino en EPS), ha empezado a dar curso en televisión a esa capacidad suya para entrar en el universo desconocido de la gente. La entrevista que en cierto modo inaugura ese ciclo fue emitida el jueves último por Canal + y tuvo como personaje a Pedro Almodóvar. Entrevistar a Almodóvar es una tarea difícil; hay que ...

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Juan José Millás ha acostumbrado al lector español, desde El País Semanal, a conocer la línea de sombra de personajes, famosos o no, que ante él rasgan sus velos y ofrecen la cara oculta de la luna. Impulsado por Álex Martínez Roig (que fue, además, quien le abrió aquel camino en EPS), ha empezado a dar curso en televisión a esa capacidad suya para entrar en el universo desconocido de la gente. La entrevista que en cierto modo inaugura ese ciclo fue emitida el jueves último por Canal + y tuvo como personaje a Pedro Almodóvar. Entrevistar a Almodóvar es una tarea difícil; hay que utilizar cinchas profesionales y sentimentales muy bien pensadas para que no se desboque ese caballo que es el cineasta de Qué he hecho yo para merecer esto. Millás le conoce desde hace tiempo, y consta en algunas películas de Pedro Almodóvar cuánto admira el manchego la obra literaria de su entrevistador. Un mérito a registrar en el tono que siguió Millás en este encuentro televisivo con su entrevistado fue que esa relación literaria, y sin duda amistosa, pasó a un plano muy secundario, en beneficio de la nitidez de la conversación. Ésta se montó, para que además fuera más obvio que era una entrevista y no una charla de amigos, en el despacho de Almodóvar en su productora, El Deseo. A lo largo del tiempo que duró la cita, entrevistador y entrevistado mantuvieron esa distancia lógica en una pieza periodística, pero hubo un instante, cuando Almodóvar lloró sobre el recuerdo de su padre, en que Millás puso en marcha una elegancia profesional que no es común ante este tipo de desahogos personales de un famoso. En el momento más dramático de ese llanto, justificado sin duda por la intensidad del recuerdo, el narrador y periodista se volvió a su realizador y preguntó: "¿Cortamos?". Fue Almodóvar, director de cine al fin y al cabo, quien respondió a la inquietud de Millás: "Seguimos, claro que sí". Y firmaron los dos un documento de extraña, insólita calidad.

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