Crítica:

Un cómic empantanado

Los cómics de la factoría Marvel atacan de nuevo y esta vez con un personaje en principio menor: Man Thing, una especie de árbol-hombre afincado en una zona pantanosa que asesina a los que osan entrar en su ecosistema. Nada menos.

La inefable película de debut de lo que esperemos no se convierta en saga, titulada precisamente Man Thing, es uno de esos despropósitos de mediano presupuesto a los que estamos tan acostumbrados en materia de tebeos trasladados a la pantalla, que no molestaría más que las demás (es decir, bastante) si no fuera porque, sin un solo nombre conocido...

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Los cómics de la factoría Marvel atacan de nuevo y esta vez con un personaje en principio menor: Man Thing, una especie de árbol-hombre afincado en una zona pantanosa que asesina a los que osan entrar en su ecosistema. Nada menos.

La inefable película de debut de lo que esperemos no se convierta en saga, titulada precisamente Man Thing, es uno de esos despropósitos de mediano presupuesto a los que estamos tan acostumbrados en materia de tebeos trasladados a la pantalla, que no molestaría más que las demás (es decir, bastante) si no fuera porque, sin un solo nombre conocido en el cartel y sin apenas promoción por parte de la mercadotecnia ni de los medios de comunicación, se coló el fin de semana pasado en el quinto puesto de la taquilla española en una época de Oscar y de grandes estrenos.

MAN THING

Dirección: Brett Leonard. Intérpretes: Matthew Le Nevez, Rachael Taylor, Jack Thompson, Steve Bastoni. Género: terror. EE UU, 2005. Duración: 95 minutos.

Con un prólogo al estilo Viernes 13, en el que un par de jovencitos ardientes de sexo son masacrados por invadir territorio prohibido por las típicas leyendas de acampada juvenil, la película tiene un toque de ecologismo barato con el que los responsables se pueden sentir especialmente avergonzados.

Su risible denuncia de las empresas que destrozan ciertos parajes naturales sólo es comparable al dibujo de los personajes, presididos por un sheriff con pinta de cantante de rock independiente y un forense con planta de leñador ataviado en plena faena con guantes antisépticos y un perenne cigarrillo entre los labios.

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