El padre del judío asesinado en París defiende la actuación policial

Didier Halimi, el padre de Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado por una banda que le había escogido porque creía "que los judíos tienen dinero" y que murió a causa de las terribles heridas que le causaron, habló ayer por primera vez sobre los pormenores del secuestro y defendió la actuación de la policía. En una entrevista al diario Le Monde, Didier Halimi confirma la tesis de que los miembros de la autodenominada "banda de los bárbaros", dirigido por Yusuf Fofana, eran unos secuestradores muy incompetentes y carecían de una estrategia definida. Durante las tres semanas q...

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Didier Halimi, el padre de Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado por una banda que le había escogido porque creía "que los judíos tienen dinero" y que murió a causa de las terribles heridas que le causaron, habló ayer por primera vez sobre los pormenores del secuestro y defendió la actuación de la policía. En una entrevista al diario Le Monde, Didier Halimi confirma la tesis de que los miembros de la autodenominada "banda de los bárbaros", dirigido por Yusuf Fofana, eran unos secuestradores muy incompetentes y carecían de una estrategia definida. Durante las tres semanas que duró el secuestro hasta que el joven Halimi fue abandonado medio muerto en la cuneta de una carretera, le llamaban por teléfono, en ocasiones, hasta 40 veces en un día.

El componente antisemita del secuestro estuvo claro desde el primer momento. La primera llamada le llegó el día siguiente de la desaparición de su hijo, el 22 de enero, y en ella le pedían un rescate de 450.000 euros. "Cuando les decía que no tenía este dinero me decían que lo pidiera a la comunidad".

Halimi defiende la actuación de la policía durante las terribles tres semanas en las que negoció con los secuestradores. "Los policías que traté trabajaron como locos, comían conmigo, dormían en el sofá de casa y no me dejaron ni un solo momento". Intentaban que los secuestradores rebajaran la cifra exigida. Y le tranquilizaban: "Llegaremos, nunca hemos tenido un muerto en este tipo de casos". Dos días después de la muerte de su hijo, Didier recibió una llamada. "¿Ahora estás contento? La próxima vez será tu turno", le dijeron.

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