Análisis:Inversión | CONSULTORIO

Tarjetas en revisión

Los acuerdos firmados por comerciantes y entidades financieras a fines de 2005, que afectan a los costes que los primeros asumen por el pago con tarjetas, pueden tener un importante efecto en el uso de las tarjetas y en su coste para los usuarios.

Aunque el proceso de un pago con tarjeta es transparente para el consumidor, por detrás entran en juego diferentes entidades que han de ver remunerado su servicio. La entidad que ha instalado el terminal cobra al comercio un descuento por los cobros realizados y, a su vez, cede una comisión al banco o caja del consumidor que emite la tarjeta. ...

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Los acuerdos firmados por comerciantes y entidades financieras a fines de 2005, que afectan a los costes que los primeros asumen por el pago con tarjetas, pueden tener un importante efecto en el uso de las tarjetas y en su coste para los usuarios.

Aunque el proceso de un pago con tarjeta es transparente para el consumidor, por detrás entran en juego diferentes entidades que han de ver remunerado su servicio. La entidad que ha instalado el terminal cobra al comercio un descuento por los cobros realizados y, a su vez, cede una comisión al banco o caja del consumidor que emite la tarjeta. En ambos casos es el comerciante el que soporta el coste de dichos servicios.

En los últimos años los costes asumidos por los comercios se han ido reduciendo, pero sin alcanzar las expectativas de los comerciantes. Sin embargo se han mantenido sistemas complejos, con costes diferenciados por sectores (cuesta más el uso de tarjetas a los comerciantes de joyería que a los del ramo de alimentación, por ejemplo).

El acuerdo alcanzado permite que los comercios soporten menores costes, principalmente por la menor remuneración a los emisores, y avanza en la simplificación del sistema, generando una expectativa de reducción de costes y beneficio para los consumidores, y relaciona directamente los costes asumidos con los costes del propio sistema.

Esta situación, sin embargo, implica un reto para las entidades, que soportan el coste de un parque de cajeros y de terminales más numeroso que en otros países del entorno. La sustitución de los ingresos perdidos por el menor cobro a los comercios difícilmente podrá recuperarse mediante comisiones a los clientes, inmersos como estamos en una "guerra de comisiones". Parece que habrá que "reinventar" el negocio de tarjetas para poder rentabilizarlas, sea fomentando su uso, incluso para pagos de muy pequeña cuantía, en el caso de las tarjetas de débito, sea acompañándolas de otros servicios atractivos para los clientes que puedan generar ingresos, como puede ser el crédito al consumo.

J. Z. y E. M. son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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