Reportaje:LOS CRÍMENES DE CIUDAD JUÁREZ

Las mujeres de negro

Puede hablarse de protestas que se hacen más llamativas a través del arte o de piezas artísticas inspiradas en la denuncia de los crímenes de Ciudad Juárez. Vehículos de expresión del estupor y de la rabia que los asesinatos y la impunidad provocan, las numerosas intervenciones, marchas y performances se han sucedido a lo largo de estos años con el feminicidio de fondo y han dejado un llamativo reguero.

Los cientos de velos negros que se distribuyeron entre las participantes de La procesión de las muertas concentraron en noviembre de 2002 el luto desde la calle de Colón ha...

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Puede hablarse de protestas que se hacen más llamativas a través del arte o de piezas artísticas inspiradas en la denuncia de los crímenes de Ciudad Juárez. Vehículos de expresión del estupor y de la rabia que los asesinatos y la impunidad provocan, las numerosas intervenciones, marchas y performances se han sucedido a lo largo de estos años con el feminicidio de fondo y han dejado un llamativo reguero.

Los cientos de velos negros que se distribuyeron entre las participantes de La procesión de las muertas concentraron en noviembre de 2002 el luto desde la calle de Colón hasta la plaza del Zócalo en la capital de México. Esta protesta artística y ciudadana se celebró en el Día por la No Violencia contra las Mujeres y las Niñas. Las mujeres de negro arrastraban una botella con pintura roja que marcaba el rastro sangriento de los crímenes de Juárez en la capital. Portaban además unas pequeñas urnas de barro con las que la artista colombiana-canadiense Claudia Bernal construyó su Monumento a Ciudad Juárez: sólo las que mueren de forma violenta van directamente a uno de los Paraísos. Dispuestas en una espiral, las urnas inscritas con los nombres de las muertas, fueron tapadas con tortillas de maíz y los manifestantes colocaron velas en algunas de ellas. Tras éstas, en una sábana tendida se proyectaba un vídeo de la artista sobre Ciudad Juárez. Las imágenes de vallas, alambre, polvo y rostros de mujeres se sucedían acompañadas de un murmullo.

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Su pieza ha sido expuesta posteriormente en varias ciudades mexicanas y canadienses, pero aquel día de protesta cobró un sentido pleno por su interacción con el público y con los otros trabajos presentados. Así, en lo que la prensa mexicana describió como "un maratón de performances" se presentaron multitud de obras. Las mujeres que portaron las urnas se posaron después frente a la cruz del escultor Víctor Gutiérrez y en el suelo sus siluetas fueron contorneadas por otras manos. La marcha de más de 200 artistas que portaban pancartas realizadas por ellos mismos fue otro de los ingredientes artísticos de la protesta.

Libertad Díaz grabó otra de las piezas más llamativas, De la mañana a la noche. Vestida con una cazadora como las que usan las maquiladoras atravesaba una valla de alambre de la que pendía ropa interior femenina. Al otro lado cosía siluetas de mujeres y al acabar volvía a cruzar la valla, hasta quedar atrapada en el alambre. La artista Lorena Wolffer, en su performance, Mientras dormíamos (2003), también se identifica con las víctimas al pintar señales en su cuerpo, sentada sobre la camilla de una morgue.

El colectivo de artistas multidisciplinares Movimiento Cultural Techo Blanco, coordinado por la actriz Vanesa Bauche, es uno de los que se ha mostrado más activo en la denuncia artística del feminicidio. La Red Cultural Viejaskandalosas -que se extiende a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos- también ha organizado varias acciones simultáneas de denuncia -como Women in black- en Washington, Chicago, Los Ángeles, Tijuana y San Antonio. Simultánea y global, también fue la manifestación virtual organizada por el Teatro del Disturbio Electrónico.

Marcha de mujeres, con velos de luto, en México DF, organizada en noviembre de 2002.AFP

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