Editorial:

Arte en buena forma

El mero hecho de que Arco, la feria internacional de arte contemporáneo, celebre su 25 aniversario es ya un dato memorable. En un mundo tan vinculado a coyunturas económicas y en un país con tan poco hábito de coleccionismo como España, con tan cicateros estímulos fiscales al mismo, el hecho de que una feria de estas características alcance la 25ª edición y esté consolidada como una gran cita popular con el arte, es un éxito rotundo. Coinciden las bodas de plata con una estimulante demanda de obras de arte en el mercado nacional y una sólida bonanza económica en el internacional. Las más de 27...

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El mero hecho de que Arco, la feria internacional de arte contemporáneo, celebre su 25 aniversario es ya un dato memorable. En un mundo tan vinculado a coyunturas económicas y en un país con tan poco hábito de coleccionismo como España, con tan cicateros estímulos fiscales al mismo, el hecho de que una feria de estas características alcance la 25ª edición y esté consolidada como una gran cita popular con el arte, es un éxito rotundo. Coinciden las bodas de plata con una estimulante demanda de obras de arte en el mercado nacional y una sólida bonanza económica en el internacional. Las más de 270 galerías profesionales que se han registrado en Arco'06 se dicen satisfechas con sus ventas y las subastas internacionales producen resultados espectaculares en los precios de los artistas consagrados.

Puede parecer de dudoso gusto el hablar de precios y demanda cuando se comenta la situación actual del arte, pero es inevitable. Hace tiempo que lo cultural, en sus diversas manifestaciones, forma parte de lo que se ha venido en llamar industria del ocio, y como tal acepta las reglas del libre mercado. De ahí que el mayor reproche que se le podría hacer a la feria madrileña sea el de no haber aprovechado aún, en toda su extensión e intensidad, la condición de puerta de entrada a Europa para el arte latinoamericano. El gran acierto de Arco a lo largo de sus 25 años ha sido el de promover con gran eficacia el interés popular por el arte contemporáneo. Las cifras de asistentes año tras año rondan los 200.000, lo que supone superar las 40.000 visitas diarias a un recinto en el que las obras expuestas, en muy diversos soportes, no siempre son amables, confortables e, incluso, comprensibles.

La proliferación de museos de arte contemporáneo por toda España ha sido también un gran estímulo para el coleccionismo institucional, al que habrá que añadir el cada vez mayor interés por el arte de las fundaciones y empresas privadas. La suma de todos esos factores, desde la bonanza económica al destacado éxito popular, explican el éxito de Arco, el buen momento que vive el arte español y sus excelentes perspectivas.

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