Entrevista:VIDAL DE NICOLÁS | Poeta

"De la indignación política ha surgido algún poema"

Vidal de Nicolás (Portugalete, 1922) presenta hoy en Bilbao su libro de poemas Alteridad,editado la Generalitat valenciana e ilustrado con obras de Agustín Ibarrola. Fundador del Foro de Ermua, De Nicolás incluye en la obra poemas de los años en las cárceles franquistas y otros recientes de crítica a la situación política vasca.

Pregunta. Alteridad significa la condición de ser otro. ¿Por qué eligió ese poema para titular el libro?

Respuesta. Sí, es una palabra que se utiliza poco. Se podría decir que es la compasión, situarte en la situación del que te rodea...

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Vidal de Nicolás (Portugalete, 1922) presenta hoy en Bilbao su libro de poemas Alteridad,editado la Generalitat valenciana e ilustrado con obras de Agustín Ibarrola. Fundador del Foro de Ermua, De Nicolás incluye en la obra poemas de los años en las cárceles franquistas y otros recientes de crítica a la situación política vasca.

Pregunta. Alteridad significa la condición de ser otro. ¿Por qué eligió ese poema para titular el libro?

Respuesta. Sí, es una palabra que se utiliza poco. Se podría decir que es la compasión, situarte en la situación del que te rodea, en su dolor, en su alegría; es compartir con el otro. El título no lo elegí yo, sino la catedrática que supervisó la edición.

"Mi pesimismo viene del temor a que la sociedad se acostumbre y vea como normal que pongan bombas con tres kilos de explosivo"

P. ¿Tanta importancia le da a ponerse en el lugar del otro?

R. A lo largo de mi larga vida he visto que la relación con los demás seres humanos se debe hacer con un sentimiento de humanidad. No se puede hacer ni ciencia ni política, y menos poesía, sin compartir la vida con los demás.

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P. Alteridad no es una antología. Salta en el tiempo varios años para llegar casi hasta la actualidad.

R. No, no es una antología. El libro tiene poemas míos de cárcel, donde escribía porque tenía tanto tiempo, y de otras etapas de mi vida, en los que he expresado mi indignación por la situación en la que vivimos en el País Vasco.

P. ¿Cómo ha manejado la poesía en situaciones tan diferentes?

R. En la cárcel utilice la poesía como un grito, como una mano levantada contra la dictadura. En los últimos años, he vuelto a escribir poesía para expresarle al nacionalismo etnicista y centrípeto que la gente tiene derecho a vivir la vida del ciudadano libre. Reivindico el derecho a gozar del derecho de la ciudadania, que inventaron los franceses en 1789, a ser yo, a no dejar que te numeren como a uno más del rebaño. Yo he nacido en Portugalete, pero me importa un pepino. El lugar donde has nacido no es motivo de orgullo porque el mundo es ancho y ajeno. El mundo no es nuestro.

P. ¿La poesía se escucha en la lucha política?

R. La poesía tiene un encanto especial. Al ser recitada tiene un poder de encantamiento, aunque las palabras sean las mismas que en el lenguaje oral.

P. Tras acabar la dictadura dejó casi de escribir. ¿Por qué?

R. No sé por qué. Empezó la vida familiar y otras cosas. Al lector del libro le parecerá una incoherencia que pase de los poemas escritos en los jardines de la cárcel a la playa de Laredo. No sé explicar por qué vuelvo a escribir; es un impulso interior.

P. Desde 2001 escribe una poesía centrada en la denuncia de la situación política vasca.

R. Es una alternancia de temas, pero la lucha política no la voy a dejar hasta que me muera. Llevo seis años con escoltas, en una prisión rodante. Vivimos en una situación de peligro, rodeados de una sociedad medio adormilada, y contra eso voy a estar siempre, protestando contra todo lo que me indigna. Y de la indignación política ha surgido algún poema, porque pienso que escribiendo un poema me expreso mejor que cabreándome solo o hablando con los amigos. La poesía es también una forma de alivio, pero luego está la vida íntima, mi nieto, la música, las lecturas, que compartes con la otra vida.

P ¿Cómo ve la situación política?

R. Yo lo paso muy mal con lo que ahora observo. Cuando me dicen que llevamos casi tres años sin que maten como algo positivo, ¡me entra una vergüenza ajena! ¿Qué pasa, que tenía que ser una norma conseutudinaria que cada tantos días cayera alguien muerto? No hay ningún signo evidente de que el terrorismo vaya a desaparecer. Hemos perdido la noción de lo que es normal. Mi pesimismo viene del temor a que la sociedad se acostumbre y vea como normal que pongan bombas que sólo tienen tres kilos de explosivos. Un filósofo francés decía que peor que una mala conciencia es una conciencia acostumbrada. Las sociedades democráticas tienen que estar siempre alerta contra los fundamentalismos.

P. ¿Cómo?

R. Creo en el poder sanador de la tolerancia. Y la toleracia se vive en una sociedad culta, que conoce la historia. Hay que estar vigilante para que no se rompa ese lazo que no une a los demás seres humanos, la tolerancia, la alteridad.

P. ¿Escribe ahora?

R. Me voy a poner cualquier día, a hacer una especie de memento mori.

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