OPINIÓN DEL LECTOR

Ladrones de escaños

Su voto no vale lo mismo que el mío.

Imagine una circunscripción electoral en que a cien mil votantes correspondieran cien escaños. En principio, podría esperarse que, en una democracia, mil votos a un partido otorgaran un escaño. Y si el partido A contara con 40.000 votos y el B con sólo 4.000, el primero obtuviera 40 escaños y el segundo 4.

Sin embargo, en las circunscripciones electorales de Alicante, Castellón y Valencia eso no pasa, ni con el estatuto anterior ni con el que han pactado PSPV-PSOE y PP.

De momento, si el partido B obtiene menos de 5.000 votos (menos del...

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Su voto no vale lo mismo que el mío.

Imagine una circunscripción electoral en que a cien mil votantes correspondieran cien escaños. En principio, podría esperarse que, en una democracia, mil votos a un partido otorgaran un escaño. Y si el partido A contara con 40.000 votos y el B con sólo 4.000, el primero obtuviera 40 escaños y el segundo 4.

Sin embargo, en las circunscripciones electorales de Alicante, Castellón y Valencia eso no pasa, ni con el estatuto anterior ni con el que han pactado PSPV-PSOE y PP.

De momento, si el partido B obtiene menos de 5.000 votos (menos del 5%, aunque sean, 4999), no se le asigna ningún diputado: cada mil votantes del partido A obtienen un representante, pero los mismos votantes, en el caso del B, obtienen cero representantes. Y para mayor escarnio, los escaños no asignados no quedan vacantes, sino que se le otorgan al grande.

En otras elecciones la barrera, aún existiendo por razones de operatividad parlamentaria, suele ser mucho menor: entre el 1% (elecciones europeas) y el 3% (generales y autonómicas españolas salvo en las valencianas).

Imagínese, pues, que usted, libremente, decide elegir una entre las diferentes fuerzas políticas, y que aquella que goza de sus simpatías no consigue un número que los partidos grandes han escogido arbitrariamente y a su conveniencia. Y usted, con ciento veinte mil votantes más, se quedan sin representación parlamentaria. Mientras que yo, votante de un partido mayoritario, tendré como representantes a los míos, más la mitad de los suyos. ¿Qué le parecería? Por lo visto, no todos los votos valen lo mismo en esta nuestra comunidad. Así que no daré mi voto a los ladrones de escaños: ya se encargarán ellos de robarlos.

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