Ausencias, deseos

João de Melo (isla de São Miguel, Azores, Portugal, 1949) es autor de la novela contemporánea más significativa sobre la realidad azoriana, Gente feliz con lágrimas. Hoy es agregado cultural de la Embajada portuguesa en Madrid y promotor de cien puentes para salvar el absurdo foso que subsiste entre ambos países. Pero, por encima de esa labor diplomática, sigue comprometido (lleva publicada una veintena de libros) con una literatura que siempre busca el fulgor del estilo.

Este libro de relatos es un buen exponente. Son 18 relatos que remontan vuelo, puesto que retratan sucederes ...

João de Melo (isla de São Miguel, Azores, Portugal, 1949) es autor de la novela contemporánea más significativa sobre la realidad azoriana, Gente feliz con lágrimas. Hoy es agregado cultural de la Embajada portuguesa en Madrid y promotor de cien puentes para salvar el absurdo foso que subsiste entre ambos países. Pero, por encima de esa labor diplomática, sigue comprometido (lleva publicada una veintena de libros) con una literatura que siempre busca el fulgor del estilo.

Este libro de relatos es un buen exponente. Son 18 relatos que remontan vuelo, puesto que retratan sucederes y personas de ese Portugal viajero al que, pase lo que pase, siempre le quedará el mar, es decir el além, ese más allá que late tras el horizonte. Realmente estas narraciones conforman una suerte de antología del escritor. Más que en la peripecia, De Melo hace hincapié en el vuelo de la frase, siempre evocadora de memorias, ausencias, deseos.

En algunos casos, la narra

ción es auténticamente una novela corta. Sumamente destacable, en ese aspecto, Tríptico de los barcos, un personal ajuste de cuentas con el vuelco que supuso la guerra africana (esos perros que en el cuartel sirven de gallos que anuncian el amanecer), la caída del salazarismo-caetanismo, el gran sueño de la revolución de los claveles, y el gris estuario donde flota el Portugal de hoy. Un relato cínico en la superficie, muy ardiente y dolido por debajo. Y con el acierto de que en parte está contado por un partidario del régimen fascista que observa cómo va viviendo su hijo díscolo.

Un encanto colateral del libro es, por supuesto, la persistencia de imágenes azorianas. De Melo, en ese sentido, siempre es fiel a sus "alimentos de la tierra", y no defrauda. Pero también el lector encontrará en estas páginas un infinito amor por la Lisboa a la vez secreta y cosmopolita.