Charlie no hace surf
La recientemente estrenada Los amos de Dogtown dio a los cinéfilos neófitos del surf la oportunidad de comprobar, además de la innegable belleza de sus imágenes, cómo sus practicantes se consideran integrantes de una familia común y partícipes, más que de una modalidad deportiva, de un estilo de vida. El documental El club de las olas insiste en esa teoría a través de numerosas declaraciones de diversos mitos, campeones de la especialidad, periodistas deportivos y aficionados de base.
El director Dana Brown ha viajado por todo el mundo en busca de los paraísos del surf, de...
La recientemente estrenada Los amos de Dogtown dio a los cinéfilos neófitos del surf la oportunidad de comprobar, además de la innegable belleza de sus imágenes, cómo sus practicantes se consideran integrantes de una familia común y partícipes, más que de una modalidad deportiva, de un estilo de vida. El documental El club de las olas insiste en esa teoría a través de numerosas declaraciones de diversos mitos, campeones de la especialidad, periodistas deportivos y aficionados de base.
El director Dana Brown ha viajado por todo el mundo en busca de los paraísos del surf, de la gran ola, de la mejor declaración y de la historia real más impactante, aunque luego ha montado su material de una forma un tanto monocorde: declaración a cámara, imagen espectacular, off del narrador y vuelta a empezar, con algunos encadenados musicales.
EL CLUB DE LAS OLAS
Dirección: Dana Brown. Intervienen: Keith Malloy, Robert August, Chris Carter, Herbie Fletcher. Género: documental. EE UU, 2003. Duración: 88 minutos.
Eso sí, la bellísima fotografía y la incontestable plasticidad de la mayoría de las imágenes otorgan a su película un valor que los fanáticos del surf sabrán apreciar a la perfección.
Los inexpertos, los que sólo estén familiarizados con la tabla de planchar y con la mítica frase de Apocalypse now "Charlie no hace surf", se quedarán fuera pasada la fase de sorpresa, cuando las primeras e impactantes tomas, que dejan al espectador boquiabierto, se hagan más reiterativas que novedosas.