OPINIÓN DEL LECTOR

La Arcadia feliz

Fantástica, la generosidad de la alcaldesa de Valencia. Su sonrisa y la del presidente del Valencia Club de Fútbol sellan el acuerdo por el cual, los barrios de Benicalap y Campanar pasaran a alojar un megaproyecto urbanístico, otro, consistente en un estadio mayúsculo y una imponente zona comercial. El proyecto es un gigante en toda regla. El calibre de la operación se escapa de nuestras modestas mentes ciudadanas. Por el volumen del solar, podría tratarse de un histórico pelotazo. El terrenito, que la alcaldesa cede al Valencia, ha estado durmiendo durante años. ¿Engordando?, me pregunto. En...

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Fantástica, la generosidad de la alcaldesa de Valencia. Su sonrisa y la del presidente del Valencia Club de Fútbol sellan el acuerdo por el cual, los barrios de Benicalap y Campanar pasaran a alojar un megaproyecto urbanístico, otro, consistente en un estadio mayúsculo y una imponente zona comercial. El proyecto es un gigante en toda regla. El calibre de la operación se escapa de nuestras modestas mentes ciudadanas. Por el volumen del solar, podría tratarse de un histórico pelotazo. El terrenito, que la alcaldesa cede al Valencia, ha estado durmiendo durante años. ¿Engordando?, me pregunto. En su origen, fue expropiado para dotar de equipamientos deportivos, culturales y sociales los barrios respectivos. Quizá le parecía excesivo como bien municipal: qué preocupación para gestionarlo, qué gasto para mantenerlo. No, si la alcaldesa no es tonta. El crecimiento de esta ciudad muestra el perverso diseño que los dirigentes políticos están impulsando: su vertiginosa expansión hace aflorar barrios desequilibrados, sin colegios, sin jardines dignos, sin centros de salud, culturales, deportivos... En el modelo de ciudad que propugna Barberá, los bienes socioculturales son privados: estadios, cines, boleras, cíbers, tiendas, bares; con abundante iluminación artificial, con aires acondicionados y guardias jurados. En definitiva, con una buena cartera, la Arcadia feliz. O no..

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