Carratalá recrea con óleos y acuarelas la soledad de las cumbres pirenaicas

Calo Carratalá (Torrent, Valencia, 1959) camina por un sendero pictórico poco transitado por los artistas de hoy: trabaja al natural, siente predilección por los paisajes y los recrea de una forma figurativa, casi fotografíca. Como ejemplo, su serie Nieve, recreación de la soledad y el romanticismo de las cumbres pirenaicas que el creador expone parcialmente en la Galería Dieciséis de San Sebastián (Plaza del Buen Pastor 16). La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 4 de febrero, reúne cuatro óleos y ocho acuarelas realizadas en su mayoría en 2005.

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Calo Carratalá (Torrent, Valencia, 1959) camina por un sendero pictórico poco transitado por los artistas de hoy: trabaja al natural, siente predilección por los paisajes y los recrea de una forma figurativa, casi fotografíca. Como ejemplo, su serie Nieve, recreación de la soledad y el romanticismo de las cumbres pirenaicas que el creador expone parcialmente en la Galería Dieciséis de San Sebastián (Plaza del Buen Pastor 16). La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 4 de febrero, reúne cuatro óleos y ocho acuarelas realizadas en su mayoría en 2005.

Nieve es el último proyecto de Carratalá, artista con una trayectoria siempre vinculada al paisaje que arrancó en su propia huerta. Porque aunque tras finalizar Bellas Artes en 1986 coqueteó con la videocreación y las instalaciones, no tardó en regresar a la pintura. De su mano ha viajado por tierras castellanas, por el litoral cantábrico y por el desierto de Arizona. Precisamente ahí, en este páramo estadounidense, nació Nieve. "Fui a pintar a Zion National Park con todos sus rojos y amarillos. Pero empezó a nevar", cuenta. "Para aprovechar el día me puse a hacer fotos y acuarelas. Un año y pico después, me topé con ellas cuando revisaba apuntes y decidí iniciar este proyecto". Carratalá no es montañero. "Soy turista de nieve", dice con una sonrisa. Y como tal se fue a pintar en tres viajes -cada vez durante una semana- a distintas zonas de los Pirineos, desde la catalana a la oscense. "Normalmente cogía los apuntes de dentro del coche", confiesa.

Lo que presenta en Galería Dieciséis es el resultado de ese trabajo: óleos y acuarelas que transmiten la soledad que se siente en las grandes cumbres, con algo de "ensoñación y misterio". De sus paredes cuelga una pieza inventada a partir de apuntes tomados al natural, pero el resto de obras representan montañas que los entendidos serán capaces de reconocer. Porque como confirma Carratalá: ésta es su serie más fotográfica. "Quizá porque este trabajo está menos apoyado que otros en apuntes y más en fotografías".

No hay figuras humanas, ni construcciones, ni ningún elemento que distraiga la vista de unos paisajes que, a primera vista, parecen pintados exclusivamente en blanco y negro. Pero no, Carratalá ha empleado también azules y verdes al pintar brumas, rocas, árboles, vientos y nubes. También recurrirá a ellos cuando viaje en enero a los Alpes para continuar con este proyecto que no tiene reflexiones ocultas. "No hay mensajes ecologistas ni nada por el estilo", asegura. "Sólo busco que el espectador pueda perderse dentro de los cuadros".

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