Crítica:

Chica cosmopolita

Este relato, que ha obtenido el premio de novela de la Diversidad, en La Mar de Letras de Cartagena, supone una ampliación para el lector español de la narrativa turca contemporánea, donde apenas Orhan Pamuk sale del anonimato y últimamente más por causas políticas que literarias. Ahora bien, Pamuk es indiscutiblemente novelista y el caso de Özlem Kumrular (Estambul, 1974) eso puede y debe aún ser dilucidado.

Kumrular, al narrar, no oculta sus cartas: sumerge a su protagonista -que además coincide que es joven, y escritora- en un laberinto de hombres muy propios del Mediterráneo y dibuj...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Este relato, que ha obtenido el premio de novela de la Diversidad, en La Mar de Letras de Cartagena, supone una ampliación para el lector español de la narrativa turca contemporánea, donde apenas Orhan Pamuk sale del anonimato y últimamente más por causas políticas que literarias. Ahora bien, Pamuk es indiscutiblemente novelista y el caso de Özlem Kumrular (Estambul, 1974) eso puede y debe aún ser dilucidado.

Kumrular, al narrar, no oculta sus cartas: sumerge a su protagonista -que además coincide que es joven, y escritora- en un laberinto de hombres muy propios del Mediterráneo y dibuja un libro acorde con usos y costumbres frecuentados por numerosas colegas escritoras a lo largo y ancho del mundo.

DE ESTAMBUL A RODAS. Historias con sabor a vino

Özlem Kumrular

Traducción de Rafael Carpintero

El Cobre. Barcelona, 2005

188 páginas. 20 euros

Kumrular, por otra parte, tiene su toque: ha estudiado la literatura española del Siglo de Oro y evidentemente le apasiona la picaresca, a juzgar por su gusto por las peripecias y por cómo la protagonista-narradora comenta en constantes apartes lo que le pasa. Pero, también como muchos de sus compatriotas ilustrados de hoy, no se sustrae a influencias cinematográficas tipo Kaurismaki, que no nació en el Mediterráneo. Eso sí, para ser fiel al toque español de su vida, Kumrular deja patente una rendida admiración por Los amantes del círculo polar y no digamos por el actor Fele Martínez.

El problema del libro es el afán de la narradora por demostrar cosmopolitismo a espuertas. Pero también en ese sentido vale como expresión de un sector de la intelectualidad turca que quiere aparecer como europeamente distanciado de una interpretación más o menos folclorista de su país.

Archivado En