Una obra clásica de la poesía popular

El erudito y folclorista Francisco Rodríguez Marín (Osuna, Sevilla, 1855-Madrid, 1942) ha pasado a la historia de la lírica de tipo tradicional por un libro inolvidable: Cantos populares españoles. La casa del editor Francisco Álvarez fue el escenario que acogió la publicación, entre 1882 y 1883, de los cinco tomos del cancionero que coleccionó y anotó Rodríguez Marín. El autor de Osuna era consciente de que esta obra formidable no se perdería en el olvido. "Creo con profunda sinceridad que esta obra me ha de sobrevivir durante años y siglos", escribió el propio Rodríguez Marín.

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El erudito y folclorista Francisco Rodríguez Marín (Osuna, Sevilla, 1855-Madrid, 1942) ha pasado a la historia de la lírica de tipo tradicional por un libro inolvidable: Cantos populares españoles. La casa del editor Francisco Álvarez fue el escenario que acogió la publicación, entre 1882 y 1883, de los cinco tomos del cancionero que coleccionó y anotó Rodríguez Marín. El autor de Osuna era consciente de que esta obra formidable no se perdería en el olvido. "Creo con profunda sinceridad que esta obra me ha de sobrevivir durante años y siglos", escribió el propio Rodríguez Marín.

El profesor de la Universidad de Sevilla Enrique Baltanás se ha encargado de la edición, que recoge también Post-scriptum, un ensayo sobre poesía popular de Antonio Machado y Álvarez, Demófilo. Rodríguez Marín acertó al valorar sus Cantos populares españoles. "No se equivocaba don Francisco. Desde entonces hasta ahora, su cancionero -convertido en clásico- ha sido habitualmente utilizado y hasta saqueado -no siempre se lo cita- como inagotable cantera de materiales, pues para ello se prestan de maravilla sus más de ocho mil composiciones populares y las casi tres mil notas explicativas. Pero pocas veces, sin embargo, se lo ha estudiado y considerado en su arquitectura teórica ni en sus cimientos intelectuales", escribe Baltanás.

"Ahora bien, el cancionero de Rodríguez Marín no es un centón más de coplas populares, amontonadas según criterios más o menos caprichosos. A poco que se indague en su hechura y se busque en sus orígenes, se descubrirá la novedad que representa frente a colecciones anteriores. Y no se trata sólo de su caudal, aumento puramente cuantitativo, sino de algo más importante aún: de la concepción teórica de la poesía popular que sustenta su ordenación. Ordenación que es algo más que una simple clasificación de tipo archivístico, hecha con un mero criterio utilitario", agrega Baltanás.

En resumen, nos encontramos ante el clásico de Rodríguez Marín en un solo volumen. Cerca de 900 páginas empapadas de poesía.