OPINIÓN DEL LECTOR

Desolación

Leo con desolada impotencia la crónica de la muerte anunciada del mercado de San Miguel, condenado, al parecer, a seguir el destino de tantos otros edificios de esta índole, que poco a poco han ido sucumbiendo a distintas maniobras especulativas. Cuando me trasladé a vivir al centro, pasé a contarme entre los afortunados que aún pueden considerar este hermoso y singular recinto parte de su paisaje cotidiano.

Hoy por hoy, quién sabe por cuánto tiempo, casi todos sabemos lo que es un mercado: el brillo metálico de los pescados, los vivos colores de la fruta bien colocada, la rotundidad de...

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Leo con desolada impotencia la crónica de la muerte anunciada del mercado de San Miguel, condenado, al parecer, a seguir el destino de tantos otros edificios de esta índole, que poco a poco han ido sucumbiendo a distintas maniobras especulativas. Cuando me trasladé a vivir al centro, pasé a contarme entre los afortunados que aún pueden considerar este hermoso y singular recinto parte de su paisaje cotidiano.

Hoy por hoy, quién sabe por cuánto tiempo, casi todos sabemos lo que es un mercado: el brillo metálico de los pescados, los vivos colores de la fruta bien colocada, la rotundidad de la carne ...y un delicioso espectáculo de humanidad, en el que clientes y comerciantes se conocen por su nombre, intercambian saludos y risas, o se permiten el descanso diario de lamentarse por la salud, la familia o la política.

Se trata, sin duda de un aspecto consustancial a la vida urbana, a cuyos orígenes se remonta esta milenaria institución. Además, para muchos de los ancianos que viven solos en nuestras ciudades constituye un elemento esencial de integración en el mundo que les rodea. ¿De verdad quienes pretenden cerrar los puestos existentes, esas personas pertenecientes al mundo de la cultura que tan celosamente ocultan su identidad, creen que supone un beneficio para la ciudad reemplazar todo esto por un espacio de diseño, ocupado por tiendas o restaurantes destinados a unos pocos?

Destacados teóricos del urbanismo como Idelfons Cerdá advirtieron ya hace mas de un siglo de los importantes perjuicios que se derivan de "sacrificar a la belleza y a la grandiosidad de determinados detalles la economía política y social del conjunto de la ciudad, o de sus habitantes".

Señor alcalde: ¿La revitalización del centro depende únicamente de inversiones millonarias en obras faraónicas? ¿Se puede considerar realmente un asunto privado la extinción de estos establecimientos.

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