Cartas al director

Petróleo y crisis energética

Estos días pasados he leído con suma atención los tres artículos dedicados a este tema, con los que estoy básicamente de acuerdo. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el planteamiento reducido solamente a la crisis energética que se avecina elude el problema con mayúsculas que se le va a presentar a la humanidad en los próximos años. Me refiero a la crisis de absolutamente todos los recursos naturales, desde el agua a la madera o el caucho, pasando por los metales, por citar sólo cuatro a vuela pluma.

La teoría maltusiana sigue más vigente que nunca, por la sencilla razón que ha dejado ...

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Estos días pasados he leído con suma atención los tres artículos dedicados a este tema, con los que estoy básicamente de acuerdo. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el planteamiento reducido solamente a la crisis energética que se avecina elude el problema con mayúsculas que se le va a presentar a la humanidad en los próximos años. Me refiero a la crisis de absolutamente todos los recursos naturales, desde el agua a la madera o el caucho, pasando por los metales, por citar sólo cuatro a vuela pluma.

La teoría maltusiana sigue más vigente que nunca, por la sencilla razón que ha dejado de ser una teoría para pasar a ser una realidad. Actualmente la Tierra está poblada por unos seis mil millones de habitantes, y subiendo. En torno a mil millones vivimos en el primer mundo, y salvo diferencias no excesivamente significativas, consumimos recursos con una voracidad aterradora. Dos mil más viven bastante peor. Pero es que tres mil más no viven, sobreviven, y en muchos casos mueren a poco de nacer. El problema es que, bastaría que de ese grupo de dos mil sólo mil accediesen a nuestro "nivel de vida" para que todo saltase por los aires. Y en esas estamos, los gigantes asiáticos, con China e India a la cabeza, están dinamitando el mercado del petróleo y otras materias primas. El panorama es francamente preocupante, y pienso que solamente podrá paliarse mediante una profunda readaptación del sistema económico-social vigente, y una política de natalidad-mortalidad que permita ir reduciendo paulatinamente la población mundial. La otra alternativa es ¡sálvese quien pueda!, que convertiría al mundo en un infierno.

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