OPINIÓN DEL LECTOR

Centro TIC

Este año mi colegio es "centro TIC". Me dispongo, por tanto, a formar parte del numeroso grupo de centros docentes con esa misma naturaleza moderna y vanguardista, la que los ordenadores confieren a sus usuarios. Como además los ordenadores (una verdadera preciosidad) son portátiles, mi centro y quienes lo habitamos nos ponemos a la vanguardia de la vanguardia. Me dispongo también a ingresar en el grupo de profesores y maestros que no han levantado su voz para denunciar este atropello contra la organización escolar, contra el perfil y cualificación profesional, contra nuestras condiciones labo...

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Este año mi colegio es "centro TIC". Me dispongo, por tanto, a formar parte del numeroso grupo de centros docentes con esa misma naturaleza moderna y vanguardista, la que los ordenadores confieren a sus usuarios. Como además los ordenadores (una verdadera preciosidad) son portátiles, mi centro y quienes lo habitamos nos ponemos a la vanguardia de la vanguardia. Me dispongo también a ingresar en el grupo de profesores y maestros que no han levantado su voz para denunciar este atropello contra la organización escolar, contra el perfil y cualificación profesional, contra nuestras condiciones laborales y salariales y, sobre todo y también, contra las verdaderas necesidades que en materia de instrumentos y recursos tienen nuestras escuelas. No importa que las aulas de música (miniárea curricular en la que trabajo) no dispongan de instrumentos bellos y melodiosos si tenemos ordenadores a cambio. Qué necesidad disponer de biblioteca y libros numerosos y espléndidos si ya tenemos ordenadores. Para qué dotar a las escuelas de laboratorios de idiomas si ya tienen ordenadores. De qué servirían conserjes y administrativos en los centros (de primaria) si, careciendo de ellos, disponen de ordenadores portátiles e inalámbricos (¡toma ya!). Para qué adecuar las instalaciones escolares al fácil acceso y desenvolvimiento de chavales con problemas serios de motricidad, por ejemplo, si sus maestros los suben en brazos por las escaleras y los sientan delante de ordenadores, también portátiles, inalámbricos. Aunque se aumente con este espectacular salto modernista la cualificación de los maestros y profesores (porque nadie nos va a negar que asistimos -muditos tal vez- a un gigantesco salto cualitativo en la enseñanza) por qué se ha de revisar su salario o su formación inicial si, por si fuera poco, para ellos también hay otros ordenadores, impresoras, ratones y escáneres...

En fin, que estoy feliz, señora consejera, por estar ya en el selecto grupo de los centros TIC, aunque estas otras cosas (habría para más y es posible que usted lo sepa) antiguas y premodernas, rancias incluso, sigan igual de mal que siempre. Porque, ya lo creo, la incorporación de los ordenadores a los centros abre una luz y una esperanza a su definitiva solución, que es cosa de tiempo y prioridades, ya lo sabemos, señora consejera.

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