Los etarras detenidos tras la persecución del 'héroe anónimo' serán juzgados hoy

El fiscal pide 1.083 años de prisión para cada presunto integrante del 'comando Madrid'

Los etarras Ana Belén Egüés Gurrutxaga, Dolores, y Aitor García Aliaga, Óscar, que fueron detenidos el 6 de noviembre de 2001 en Madrid tras ser perseguidos por un ciudadano que había presenciado cómo hacían estallar un coche bomba en la calle del Corazón de María, y que nunca quiso que trascendiera su identidad, serán juzgados hoy. El fiscal solicita para cada uno de ellos penas que suman 1.083 años de prisión por pertenencia a ETA, asesinatos terroristas, depósito de armas y explosivos y estragos, entre otros. El ciudadano que posibilitó el arresto no tendrá que testificar.
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Los etarras Ana Belén Egüés Gurrutxaga, Dolores, y Aitor García Aliaga, Óscar, que fueron detenidos el 6 de noviembre de 2001 en Madrid tras ser perseguidos por un ciudadano que había presenciado cómo hacían estallar un coche bomba en la calle del Corazón de María, y que nunca quiso que trascendiera su identidad, serán juzgados hoy. El fiscal solicita para cada uno de ellos penas que suman 1.083 años de prisión por pertenencia a ETA, asesinatos terroristas, depósito de armas y explosivos y estragos, entre otros. El ciudadano que posibilitó el arresto no tendrá que testificar.

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El juicio se ha señalado con urgencia, ya que los dos terroristas llevan casi cuatro años en prisión preventiva y si no fueran juzgados antes del 6 de noviembre deberían ser puestos en libertad.

El teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, destaca en su relato de hechos que los responsables del aparato militar de ETA Javier García Gaztelu, Txapote, Juan Antonio Olarra Guridi, Jon, y Ainhoa Múgica reunieron en un piso de Francia a seis militantes: Javier Abaunza, Julia Moreno, Iván Apaolaza, Gorka Palacios, Juan Luis Rubenach y Ana Belén Egüés, a los que estuvieron instruyendo en el manejo de armas y explosivos entre mayo y septiembre de 1999. Al grupo le pusieron el nombre de "buruhauste" (en euskera, quebradero de cabeza) y determinaron que actuaría en Madrid, aunque dispusieron que el piso de seguridad estaría en Salamanca. Los miembros del comando fueron variando y en abril de 2001 se incorporó Aitor García Aliaga.

El fiscal recuerda los asesinatos de diversas personalidades perpetrados por el grupo y que se persiguen en otros procesos, así como las tentativas de asesinato del consejero del Tribunal de Cuentas Paulino Martín, la fiscal de la Audiencia Blanca Rodríguez o el subsecretario de Política Científica Juan Junquera.

Precisamente, a este último intentaron matarlo con un coche bomba el 6 de noviembre de 2001; ya lo habían intentado en mayo y junio de ese año.

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Aitor García, siguiendo indicaciones de Egüés, accionó el mando a distancia e hizo explotar 35 kilos de dinamita al paso del coche vigilado, lesionando a Junquera y a otras 92 personas y daños valorados en 1,7 millones de euros. Los terroristas fueron detenidos poco después.

Vehículos afectados por el coche bomba que ETA hizo estallar el 6 de noviembre de 2001 en Madrid.

El testigo que no testificará

El testigo que fue clave en la detención de los dos etarras Ana Belén Egüés, Dolores, y Aitor García Aliaga, Óscar y Carpetas, no testificará en el juicio.

Es un ciudadano que el 6 de noviembre de 2001 estaba en la calle de Corazón de María, en Madrid, y que presenció cómo los dos etarras huían del lugar del atentado tras haber hecho estallar un coche bomba con 35 kilos de dinamita.

Este testigo observó cómo los activistas se montaban en un Ford Escort y decidió seguirles. Al mismo tiempo, avisó por su teléfono móvil a la policía, a la que fue informando del recorrido y de que los terroristas habían abandonado el vehículo en un descampado próximo a la calle de José del Hierro, continuando su camino a pie.

Fueron más de 15 minutos de persecución, pero finalmente, y gracias a sus indicaciones, la policía consiguió detener a los etarras en el cruce de las calles Mandarina y Ciconia.

El Ford Escort, que lleno de explosivos había sido preparado como una trampa, fue desactivado por los artificieros.

El héroe anónimo no testificará en el juicio. Ya desde el primer momento la Fiscalía y los jueces se empeñaron en que el testigo no tuviera que comparecer en la vista para evitar posibles represalias por parte de los terroristas. No le iban a ver, ni ellos, ni sus abogados, ni iban a saber su nombre.

"No se va a pedir su declaración porque procesalmente no existe", declaró el fiscal jefe de la Audiencia, Eduardo Fungairiño. Para el fiscal el testimonio del héroe anónimo no es imprescindible para conseguir la condena de Egüés y García Aliaga, ya que sus propias declaraciones ante la policía y el juez, el mando a distancia que les fue intervenido y otras pruebas adicionales son suficientes.

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