OPINIÓN DEL LECTOR

Morir con dignidad

Mi abuelo, Valeriano García-Soto Mendiola, falleció el día 28 de septiembre a las 10.45, a las 92 años de edad.

Hasta donde mi familia cuenta, fue un buen hombre y un buen padre y hasta donde yo he tenido la dicha de experimentar, un abuelo ejemplar.

Fue una persona muy consecuente con sus ideas y aunque no siempre las compartíamos, no dejaban de ser el reflejo de la educación recibida en sus tiempos.

El hacer esta breve descripción de su persona era necesario para que comprendan lo importante que era para su familia que en sus últimos momentos, postrado en un cama de hosp...

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Mi abuelo, Valeriano García-Soto Mendiola, falleció el día 28 de septiembre a las 10.45, a las 92 años de edad.

Hasta donde mi familia cuenta, fue un buen hombre y un buen padre y hasta donde yo he tenido la dicha de experimentar, un abuelo ejemplar.

Fue una persona muy consecuente con sus ideas y aunque no siempre las compartíamos, no dejaban de ser el reflejo de la educación recibida en sus tiempos.

El hacer esta breve descripción de su persona era necesario para que comprendan lo importante que era para su familia que en sus últimos momentos, postrado en un cama de hospital su paso a la otra vida, fuera lo menos angustiosa y traumática posible; fue un hombre muy digno y, por tanto, queríamos para él una muerte en el mismo sentido.

Nuestro más sincero agradecimiento al Hospital San Rafael y en especial a la doctora y al equipo que le atendió en la planta 2ª habitación 239 durante 6 días con una humanidad exquisita y una profesionalidad que jamás podremos olvidar.

Muchas gracias por demostrarnos que la vida no está reñida con una muerte digna.

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Muchas gracias en nombre de Valeriano, por haber convertido la agonía de su muerte en un dulce camino a la vida eterna.

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