El fiscal lleva al juez a 10 conductores por arriesgar su vida y la de sus acompañantes

Los infractores fueron 'cazados' a 250 por hora

La fiscalía de Madrid llevará ante el juez a los primeros 10 conductores sorprendidos en la M-50 cuando circulaban a casi 250 kilómetros por hora. La temeraria velocidad con que conducían ha llevado a la fiscalía a actuar de oficio y elevar los hechos al juez. El actual Código Penal castiga con entre seis meses y dos años de cárcel a quien conduzca con "manifiesta temeridad" y "ponga en peligro la vida de otras personas". La novedad de estos casos es que la fiscalía interpreta la norma en el sentido de que estos conductores no sólo ponen en peligro su vida, sino también la de los ocupantes del...

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La fiscalía de Madrid llevará ante el juez a los primeros 10 conductores sorprendidos en la M-50 cuando circulaban a casi 250 kilómetros por hora. La temeraria velocidad con que conducían ha llevado a la fiscalía a actuar de oficio y elevar los hechos al juez. El actual Código Penal castiga con entre seis meses y dos años de cárcel a quien conduzca con "manifiesta temeridad" y "ponga en peligro la vida de otras personas". La novedad de estos casos es que la fiscalía interpreta la norma en el sentido de que estos conductores no sólo ponen en peligro su vida, sino también la de los ocupantes del vehículo.

El radar de la Guardia Civil de Tráfico instalado en la M-50, en las proximidades de Getafe, cazó a estos conductores yendo a una velocidad de vértigo. Son los primeros 10 atestados que la Fiscalía de Madrid lleva de oficio ante los tribunales. Pero no son los únicos. A medida que la Guardia Civil concluya otros atestados en marcha, la fiscalía los elevará a los jueces.

En lo que respecta al castigo de las infracciones punibles contra la seguridad vial, la legislación penal es muy exigente. Para imponer una pena de privación de libertad exige pruebas concretas de que un conductor ha puesto en peligro la integridad física de otras personas. Esto no queda muy claro en estos primeros 10 atestados, ya que el tramo de la M-50 en el que fueron sorprendidos es amplio, con tres y cuatro carriles en cada sentido y de muy reciente construcción.

Fueron sorprendidos por el radar, pero en la imagen no se aprecia con nitidez que estuvieran poniendo en peligro la vida de otros conductores, a pesar de la alta velocidad en que guiaban sus vehículos. La única prueba, por tanto, es la del radar, según el que superaban con creces el límite máximo de velocidad, fijado en 120 kilómetros por hora. Aunque éste es el límite legal de velocidad, el radar sólo saltaba cuando un coche rebasaba los 140 kilómetros por hora.

Pese a que la imagen del radar no acredita por sí sola un riesgo para otros conductores, la fiscalía interpreta que este exceso de velocidad debe ser castigado penalmente. Entiende que circular a 250 kilómetros por hora evidencia una temeridad hacia "la vida del conductor y de sus acompañantes".

El teniente fiscal de Madrid, Pedro Martínez, se ha entrevistado con un mando de la Guardia Civil de Tráfico en la región. Martínez le asesoró sobre los pasos que deben seguir los agentes para que se pueda castigar penalmente a los conductores más temerarios y tratar de evitar la posibilidad de que los jueces archiven conductas de este tipo por falta de pruebas. Martínez explicó que, aparte del radar, es aconsejable que haya una presencia física de agentes de la Guardia Civil de Tráfico en el lugar. Y que los conductores que alcancen velocidades temerarias sean parados en el acto por una patrulla. La idea es que los propios agentes actúen de testigos y acudan como tales al juicio. Que no se aporte sólo la imagen del radar.

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Campaña de verano

Estos 10 primeros casos son fruto de la campaña que inició el pasado verano la Dirección General de Tráfico para tratar de bajar la velocidad de los conductores y reducir la siniestralidad en las carreteras. Con este motivo se instalaron decenas de radares fijos en las autovías y se incrementó el número de radares móviles. Dentro de esta campaña, estaba previsto que, durante julio, los excesos de velocidad detectados por los radares no se sancionaran, sino que simplemente se remitiera una carta de advertencia a los infractores. Sin embargo, los radares de la Jefatura de Trafico de Madrid detectaron en la M-50 a estos 10 automovistas y, la temeridad con que circulaban, le ha llevado a acudir a la fiscalía.

La fiscalía entiende que los hechos constituyen un delito del artículo 381 del Código Penal "y ha tomado la decisión firme de acabar con tales comportamientos, que generan una gran siniestralidad en las carreteras españolas", señala Martínez, a quien el fiscal jefe de Madrid, Manuel Moix, ha encomendado las cuestiones relacionadas con la seguridad vial. Martinez ha diseñado junto con la Guardia Civil un plan para evitar que estas conductas queden impunen. "Circular a velocidades excesivas siempre supone un riesgo para los ocupantes del vehículo y los demás conductores", señala el segundo jefe de la fiscalia de Madrid. Y añade: "No puede olvidarse que los propios guardias civiles,de servicio en ese momento, también son usuarios de la via pública y, por consiguiente, víctimas potenciales de estos comportamientos irresponsables. Por eso, su testimonio será muy valioso en el momento del juicio".

Lo novedoso del plan es que los atestados que la Guardia civil instruya por conducción peligrosa no los presentará al juzgado, sino ante el teniente fiscal, quien actuará de una de estas tres maneras: lo archivara, pedirá alguna información complementaria, y decidirá si finalmente van o no al juzgado. En este último caso requerirá al fiscal correspondiente para que haga un seguimiento y consulte la acusación.

"Los ciudadanos tienen que comprender que no se trata de reprimir ni de recaudar dinero, sino de implantar comportamientos cívicos, que mejoren la seguridad vial y por consiguiente nuestra calidad de vida", afirma Martínez.

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