El bus-VAO de la A-6 es ya más ancho para evitar atascos

El alcalde confía en que, "Dios mediante", terminará a tiempo otras 41 obras en marcha

Las 50.000 personas que cada día entran en autobús a la capital por la carretera de A Coruña (A-6) tienen desde ayer un motivo de alivio: el último tramo del carril bus-VAO ha aumentado su anchura hasta los seis metros. Eso, según el Ayuntamiento, evitará que vuelva a vivirse en la A-6 la situación surrealista que se ha vivido siete veces en los últimos dos años: la avería de un autobús provocaba el atasco de todos los que venían detrás -el carril, encajonado entre dos muros, era tan estrecho que impedía el adelantamiento- y los viajeros tenían que bajarse y seguir camino a pie, a veces vario...

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Las 50.000 personas que cada día entran en autobús a la capital por la carretera de A Coruña (A-6) tienen desde ayer un motivo de alivio: el último tramo del carril bus-VAO ha aumentado su anchura hasta los seis metros. Eso, según el Ayuntamiento, evitará que vuelva a vivirse en la A-6 la situación surrealista que se ha vivido siete veces en los últimos dos años: la avería de un autobús provocaba el atasco de todos los que venían detrás -el carril, encajonado entre dos muros, era tan estrecho que impedía el adelantamiento- y los viajeros tenían que bajarse y seguir camino a pie, a veces varios kilómetros, hasta llegar a Moncloa.

El carril bus-VAO de la congestionada autovía de A Coruña fue inaugurado en 1995 para intentar librar del atasco de entrada a Madrid a los usuarios del transporte público y a los vehículos con dos o más ocupantes. El entonces presidente regional, Joaquín Leguina, aplaudió la obra con ironía: "Así llegaremos antes al caos", es decir, al centro urbano.

Después de 10 años, el último tramo del carril -3,8 kilómetros ya sólo para autobuses, entre el enlace con la M-30 en Puerta de Hierro y el intercambiador de transportes de Moncloa- es usado cada día por 1.200 autobuses en los que viajan 50.000 personas.

Pero ese último tramo, que discurre entre muros de hormigón, se construyó con una anchura de 4,5 metros, de modo que si un autobús se quedaba parado por avería el atasco era inevitable -y en hora punta, entre las ocho y las nueve de la mañana, circula por allí un autobús cada 20 segundos-. Se producía entonces "un colapso total", según reconoció ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, al reabrir al tráfico el carril ensanchado tras cinco semanas de obras. Los viajeros tenían que bajarse y seguir andando hasta Moncloa; algunos intentaban incluso cruzar la carretera, "jugándose la vida".

El Ayuntamiento decidió "hacer algo" y se ha pasado el mes de agosto ensanchando el carril, hasta los seis metros. Eso espanta el fantasma del colapso "siempre y cuando", advirtió el alcalde, el autobús averiado tenga tiempo para pegarse al muro lateral y pueda dejar paso a los que vienen detrás. Si se queda parado en el centro no habrá nada que hacer, aunque "ese tipo de incidencias es estadísticamente mínimo", dijo. La obra, que ha obligado a estrechar un poco los carriles laterales de la A-6, pero conservando tres por sentido, ha costado 1,1 millones.

Ruiz-Gallardón aprovechó el acto de ayer para recordar que 14 de las "71 obras de mejora del transporte" acometidas por su gobierno ya han sido ejecutadas. Otras 16 aún no han comenzado, y, de las 41 que están en marcha, "15 estarán terminadas antes de fin de año, otras 15 en 2006 y el resto en 2007". "Ése es el calendario que tenemos y que, Dios mediante, vamos a ejecutar", dijo, encomendándose, por primera vez, al cielo.

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