Crítica:

Pintadas mentales

Decía el novelista Julien Gracq que el contacto con la obra de Ernst Jünger, equilibrada, trascendental, indagadora, no excluyente de los recursos de la tradición, resultaba de gran estímulo para el lector, ya que era posible percibir en ella un esfuerzo goetheano por querer leer, y en ocasiones descifrar el universo. En efecto, el prolífico escritor germano, fallecido en 1998 a los 103 años, pasó de ser un autor marginado a un referente literario internacional, sobreviviendo como combatiente a dos guerras mundiales, de donde nutrirá sus memorias Tempestades de acero y sus diarios ...

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Decía el novelista Julien Gracq que el contacto con la obra de Ernst Jünger, equilibrada, trascendental, indagadora, no excluyente de los recursos de la tradición, resultaba de gran estímulo para el lector, ya que era posible percibir en ella un esfuerzo goetheano por querer leer, y en ocasiones descifrar el universo. En efecto, el prolífico escritor germano, fallecido en 1998 a los 103 años, pasó de ser un autor marginado a un referente literario internacional, sobreviviendo como combatiente a dos guerras mundiales, de donde nutrirá sus memorias Tempestades de acero y sus diarios Radiaciones, o experimentando con varios tipos de sustancias psicoactivas, que gestarán la novela utópica Heliópolis y la narración visionaria Visita a Godenholm, editada paralelamente a Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley, donde acuña el término psiconautas (navegantes del alma). A pesar de sus vaivenes personales, Jünger siempre ha privilegiado al lector con una reveladora poética de lo inaprensible y en Esgrafiados no escatima esfuerzos, destacando siempre lo extraordinario de entre sucesos corrientes, ya sea en la vida como en el arte. La sintaxis de Jünger es traslúcida y traspasa el umbral de lo tangible para desvelar espectros transversales de la percepción y de la razón. Y es que "el hombre quiere hablar, por muy imperfecto que sea, de aquello que en él es algo más que humano", apunta en esta colección de aforismos filosóficos, fragmentos ensayísticos, graffitis caleidoscópicos, que hablan sobre la substancia mortal, que invitan a escuchar las palabras y a armar las frases donde su pesimismo constructivo propone, como forma de resistencia ante el totalitarismo de la invertebrada ciencia tecnológica, que a toda buena prosa hay que exigirle que destierre el miedo a la muerte. Una vez más, Jünger demuestra su condición dual de autor complejo e individuo libre.

ESGRAFIADOS. CARTA SICILIANA AL HOMBRE DE LA LUNA

Ernst Jünger

Traducción de Isabel Hernández

Tusquets. Barcelona, 2005

213 páginas. 16 euros

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