Reportaje:

Verano de grúas, atascos y desesperación

Más de 80 grandes obras convierten la capital en una trampa para los conductores en agosto

El conductor que circula por Madrid en agosto tiene, al menos, una certeza: antes o después encontrará una obra en la vía que dificultará, inevitablemente, que el tráfico fluya con normalidad.

En la entrada a la ciudad desde el norte, el paseo de la Castellana tiene los tres carriles centrales cortados por las obras del futuro distribuidor subterráneo bajo la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. El caos es tal que la única solución que han encontrado los responsables municipales de tráfico ha sido desviar la circulación por el aparcamiento en superficie del hospital La Paz.

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El conductor que circula por Madrid en agosto tiene, al menos, una certeza: antes o después encontrará una obra en la vía que dificultará, inevitablemente, que el tráfico fluya con normalidad.

En la entrada a la ciudad desde el norte, el paseo de la Castellana tiene los tres carriles centrales cortados por las obras del futuro distribuidor subterráneo bajo la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. El caos es tal que la única solución que han encontrado los responsables municipales de tráfico ha sido desviar la circulación por el aparcamiento en superficie del hospital La Paz.

Por el este, la calle de O'Donnell, también está cerrada por las obras de prolongación del subterráneo. En el sur, la glorieta de Embajadores estará ocupada en su parte central durante los próximos siete meses y, por el oeste, la avenida de Portugal se encuentra tomada por maquinaria pesada, así como el paseo de la Virgen del Puerto. El distrito de Moncloa también está colapsado por las obras de la línea 3 de metro. Todo esto sin contar la madre de todas las obras en la capital, la reforma de la M-30, una de las principales vías de distribución del tráfico de Madrid. Las grúas que trabajan en ella se aprecian por toda la ciudad.

El conductor que circula por Madrid antes o después encontrará una obra

A las 80 grandes obras que se desarrollan en este momento -impulsadas entre el Ayuntamiento (46 actuaciones), la Comunidad (18) y el Ministerio de Fomento (16)- hay que sumar unas 875 zanjas para la canalización de electricidad, agua, gas, etcétera; y el asfaltado de 200 calles, que se realiza en agosto debido al supuesto éxodo vacacional de los madrileños, a pesar de que la Dirección General de Tráfico reconoció la semana pasada que este verano habían salido unos 60.000 vehículos menos que el año pasado.

Todas estas intervenciones en la vía pública han generado esta semana pasada un fenómeno desconocido hasta ahora en la capital en agosto y que ha pillado desprevenidos a los conductores: atascos kilométricos, para desesperación de los que creían que descansarían este mes del habitual estrés circulatorio del resto del año.

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A la exasperación de los automovilistas se une la de muchos vecinos y comerciantes por motivos similares. En muchas ocasiones, las obras se realizan en su puerta, como es el caso de la ampliación de la línea 3 del metro en Legazpi o de la remodelación de la avenida de Portugal, por poner dos ejemplos. Los comerciantes de la zona centro están que trinan. Cecoma, que representa a 60.000 comerciantes, ha solicitado ya indemnizaciones a la Administración.

Las constructoras trabajan en tres turnos (24 horas al día) para cumplir los plazos, y los vecinos notan los efectos en sus domicilios: ruido, imposibilidad de dormir y de abrir las ventanas en uno de los veranos más calientes que ha vivido Madrid.

Asoma el primer coloso

Los enormes atascos que se han formado en el norte de la Castellana esta semana habrán permitido a muchos conductores observar con más paciencia cómo avanza la construcción de la primera de las cuatro torres que están siendo levantadas en los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid.

Torre Espacio -en la fotografía superior- se llama el que más avanzado está de estos cuatro colosos, que con sus 52 plantas sobre rasante y 223 metros de altura, será, junto a los otros tres rascacielos, el techo de la ciudad cuando se termine en 2007 como está previsto.

Este edificio, propiedad del grupo empresarial Villar-Mir, empezó a ser edificado en julio del año pasado. Tendrá planta cuadrada y se elevará en una espiral de curvas que quedará rematado por una estructura en forma de huso en la cúspide. De momento, lo que se ve -también desde la avenida de Monforte de Lemos- es la estructura de hormigón.

En esta réplica en pequeño del complejo de Azca (se va a construir hasta un distribuidor subterráneo similar), un terreno de 110.000 metros cuadrados situado unos centenares de metros más abajo que aquél, con eje de la Castellana como nexo de unión, se ubicarán en un futuro la mencionada Torre Espacio más las Torres Repsol y Mutua, que pertenecerán a estas dos compañías respectivamente. El cuarto rascacielos, llamado Vallehermoso, acogerá un hotel de 600 habitaciones.

Además de las torres y el anillo distribuidor causante de numerosos atascos este agosto (por las obras que han tomado la Castellana) se construirá en los terrenos el tercer palacio de Congresos y Exposiciones de la ciudad.

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