Crítica:TEATRO | CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Siempre Lorca

Soy contemporáneo del Romancero Gitano; testigo de cuando la gente se lo sabía de memoria, y se recitaba en todas partes. Mejor o peor, da igual: lo importante es que un pueblo que empezaba a recibir la cultura nueva y libre asimilaba un verso con narración pero con traducciones, imágenes y palabras surrealistas. Y todas las artes le buscaron versiones.

Ésta de Paco Suárez es flamenca. Él dice que es una ceremonia, una invocación para evocar y convocar a Lorca. Ciertamente se le siente, y el público la percibe en un silencio respetuoso, raro para este tipo de espectáculos, p...

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Soy contemporáneo del Romancero Gitano; testigo de cuando la gente se lo sabía de memoria, y se recitaba en todas partes. Mejor o peor, da igual: lo importante es que un pueblo que empezaba a recibir la cultura nueva y libre asimilaba un verso con narración pero con traducciones, imágenes y palabras surrealistas. Y todas las artes le buscaron versiones.

Ésta de Paco Suárez es flamenca. Él dice que es una ceremonia, una invocación para evocar y convocar a Lorca. Ciertamente se le siente, y el público la percibe en un silencio respetuoso, raro para este tipo de espectáculos, pero que al fin estalla en ovaciones, bravos y olés. Podría haber habido más, subrayando cada paso o cada melisma, si no hubiera sido por el respeto a la "ceremonia". No tengo capacidad intelectual para calibrar el valor de cada uno, bailaor o cantaor, pero sí para decir que todos me conmovieron y que la intención del director ("Federico... se convierte así en uno de los nuestros") está conseguida.

Romancero gitano

De Federico García Lorca. Música de Cachapines. Bailaores, Florencio Campo, Claudia Faci, Daniel Doña, Kelian Jiménez, Alegría Suárez, Inge Martín y José Maya. Al cante, Juan de Pura, Aurora Losada y Simón San Román. Escenografía, Gabriel Carrascal; vestuario, Maite Álvarez. Dirección Francisco Suárez. Teatro Alcázar. Madrid.

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