Impulso al Acuerdo de Viernes Santo
Los irlandeses respaldaron abrumadoramente en referéndum, en mayo de 1998, el Acuerdo de Viernes Santo, un pacto que ha avanzado a trancas y barrancas y que reconoce el derecho de autodeterminación, aunque la unión completa de Irlanda exige el consentimiento de la mayoría del pueblo del Ulster.
- Asamblea autónoma. Tiene poderes ejecutivos y legislativos en materia de finanzas, sanidad y educación. La Cámara cuenta con 108 miembros, elegidos mediante un sistema proporcional. También se crea un comité ejecutivo de 12 miembros. Un presidente y un primer ministro, de ambas comunidades, un...
Los irlandeses respaldaron abrumadoramente en referéndum, en mayo de 1998, el Acuerdo de Viernes Santo, un pacto que ha avanzado a trancas y barrancas y que reconoce el derecho de autodeterminación, aunque la unión completa de Irlanda exige el consentimiento de la mayoría del pueblo del Ulster.
- Asamblea autónoma. Tiene poderes ejecutivos y legislativos en materia de finanzas, sanidad y educación. La Cámara cuenta con 108 miembros, elegidos mediante un sistema proporcional. También se crea un comité ejecutivo de 12 miembros. Un presidente y un primer ministro, de ambas comunidades, unionistas protestantes y republicanos católicos, encabezan el Poder Ejecutivo.
- Consejo ministerial interfronterizo norte-sur. Organismo para impulsar políticas comunes a ambos lados de la frontera. Tiene competencias sobre toda la isla, pero los proyectos deben ser aprobados por ambas partes.
- Desarme. Las partes se comprometen a conseguir el desarme de los grupos paramilitares. Una comisión independiente verificará el abandono de las armas.
- Presos. El pacto preveía la puesta en libertad de los reclusos de ambos bandos en 2000, un compromiso que no se ha cumplido. La mayoría de los casi 450 presos pertenecían al IRA.
- Reformas constitucionales. Los Gobiernos de Irlanda y Reino Unido se comprometen a reformar sus Constituciones. Dublín renuncia a sus exigencias territoriales sobre las seis provincias del Ulster y Londres, a cambio, acepta el principio del "consentimiento": la autodeterminación en toda la isla condicionada a la aceptación mayoritaria de la población del Ulster.