Reportaje:

La locomotora china prosigue su avance

La revaluación del yuan aportará medios para enfriar la economía, que crece a tasas del 9,5%

El Gobierno chino ha dado dos sorpresas esta semana. El pasado miércoles anunció que, a pesar de los esfuerzos por ralentizar la actividad, la economía ha aumentado un 9,5% en el primer semestre, más de lo esperado. Al día siguiente, puso fin a dos años de presiones exteriores y especulaciones revaluando un 2% el yuan (o renmimbi), que ha dejado de estar ligado al dólar para depender de una cesta de monedas.

La Oficina Nacional de Estadísticas asegura que el PIB -que ha ascendido a 6,74 billones de yuanes (679.400 millones de euros)- ha seguido su fuerte ritmo gracias al tirón de las ex...

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El Gobierno chino ha dado dos sorpresas esta semana. El pasado miércoles anunció que, a pesar de los esfuerzos por ralentizar la actividad, la economía ha aumentado un 9,5% en el primer semestre, más de lo esperado. Al día siguiente, puso fin a dos años de presiones exteriores y especulaciones revaluando un 2% el yuan (o renmimbi), que ha dejado de estar ligado al dólar para depender de una cesta de monedas.

La apreciación proporciona al Gobierno mayor flexibilidad para gestionar la economía, evitar su recalentamiento y mantener la inflación bajo control
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La Oficina Nacional de Estadísticas asegura que el PIB -que ha ascendido a 6,74 billones de yuanes (679.400 millones de euros)- ha seguido su fuerte ritmo gracias al tirón de las exportaciones y la inversión en activos fijos como centrales energéticas y minas de carbón. Los datos han sorprendido a los analistas, que esperaban unas cifras inferiores, pero revelan la necesidad que tienen las autoridades de conservar en ebullición la caldera para mantener en marcha el país.

Pekín asegura que necesita que el PIB crezca más del 7% para proporcionar trabajo a millones de personas que se incorporan cada año al mercado y a millones de parados provocados por la reestructuración de empresas públicas. El 9,5% de aumento de la economía supone tan sólo 0,2 puntos menos que en el mismo periodo de 2004.

Zheng Jiping, portavoz del organismo estatal, aseguró en la presentación de los datos que la situación en el gigante asiático está bajo control. "Las estadísticas muestran que la economía se desarrolla en la dirección prevista de macrorregulación y control. La situación general es buena", dijo. Pero advirtió de que aún hay problemas. Según señaló, la inversión global sigue siendo muy alta y su estructura irracional. El mensaje es claro: mejor que sobre a que falte.

Zheng dijo que el principal reto para el país es aumentar los ingresos de los campesinos. La renta disponible en las zonas rurales ha mejorado un 12,5% en el semestre, hasta situarse en 1.586 yuanes (160 euros), cuando en las ciudades -donde ha subido un 9,5%- es de 5.374 yuanes (541 euros).

El crecimiento chino se sustenta gracias al fuerte superávit comercial -39.600 millones de dólares hasta junio, cuando en todo el año 2004 ascendió a 32.000 millones de dólares- y el gasto en infraestructuras. Al mismo tiempo, las autoridades han restringido la inversión en sectores sobrecalentados como el inmobiliario, el acero y el cemento para prevenir un exceso de capacidad y una caída de precios. "No buscamos un alto crecimiento. Queremos tener un comportamiento sostenible. Queremos desarrollo, pero un desarrollo que sea científico", dijo Zheng.

La inversión en activos fijos, que representa más de un tercio de la economía, creció un 25,4%, hasta 3,29 billones de yuanes (331.500 millones de euros) en los seis primeros meses, tras subir un 22,8% en el primer trimestre.

Al mismo tiempo que las medidas de control sobre los sectores sometidos a vigilancia para evitar su recalentamiento surten efecto, el Gobierno ha potenciado las partidas destinadas a infraestructuras para aliviar las carencias de suministro eléctrico y de transporte. La inversión en la minería de carbón ha aumentado un 81,7%; la destinada a los ferrocarriles, un 48%, y la dirigida a instalaciones de electricidad, gas y agua, un 35,9%.

Pekín ha decidido hacer un gesto ante las presiones que sufre desde hace dos años, y ha apreciado su moneda, que ha pasado de estar ligada al dólar a un cambio casi fijo de 8,28 yuanes por billete verde a cotizar a 8,11 yuanes. El renminbi dependerá de una cesta de divisas, y oscilará un 0,3% arriba y abajo sobre el cierre del día anterior.

La medida proporciona al Gobierno mayor flexibilidad a la hora de gestionar la economía, evitar su recalentamiento y mantener la inflación controlada. El banco de negocios Deutsche Bank calcula que la revaluación pasará factura a la exportación china, y recortará un 0,3% el PIB. La Comisión de Reforma y Desarrollo ha anunciado nuevas restricciones a la inversión en la industria del acero: la prohibición a las compañías siderúrgicas extranjeras de tomar una participación de control en las acerías locales, y el cierre de las instalaciones pequeñas y contaminantes.

Pekín ha estado luchando para reequilibrar su economía, impulsando el consumo. El resultado ha sido un incremento del 13,2% de las ventas minoristas hasta junio, gracias al incremento del poder adquisitivo. El índice de precios al consumo (IPC) ha aumentado un 2,3%. En el mismo periodo de 2004, la inflación fue del 3,6%. La producción industrial ha subido un 16,4%. El objetivo oficial de crecimiento de la economía para 2005 es del 8% al 8,5%.

Xiang Huaicheng, ministro de Finanzas chino.AP

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