"Lo peor es madrugar tanto"

Si alguien merece un monumento en San Fermín, estos son los voluntarios de los servicios sanitarios, tanto de Cruz Roja como de DYA y los profesionales médicos que se movilizan durante las fiestas. José Aldaba (Burlada, 1966) es la voz pública de Cruz Roja en Navarra, pero también un profesional que aguarda cada mañana desde el vallado de la zona de Telefónica para actuar.

Pregunta. ¿Cómo viven los sanfermines los miembros de Cruz Roja?

Respuesta. Con mucha intensidad, ya que hay muchas cosas en muy poco tiempo. Estamos dispuestos antes de que empiecen las fi...

Si alguien merece un monumento en San Fermín, estos son los voluntarios de los servicios sanitarios, tanto de Cruz Roja como de DYA y los profesionales médicos que se movilizan durante las fiestas. José Aldaba (Burlada, 1966) es la voz pública de Cruz Roja en Navarra, pero también un profesional que aguarda cada mañana desde el vallado de la zona de Telefónica para actuar.

Pregunta. ¿Cómo viven los sanfermines los miembros de Cruz Roja?

Respuesta. Con mucha intensidad, ya que hay muchas cosas en muy poco tiempo. Estamos dispuestos antes de que empiecen las fiestas y todavía seguimos cuando acaban. En total, Cruz Roja moviliza a más de 350 personas entre profesionales y voluntarios, que son la mayoría.

P. ¿Cuántas personas trabajan en los encierros?

R. Más de 120. Tenemos un voluntario en cada poste del vallado dispuesto a actuar en cuanto existan las medidas de seguridad suficientes.

P. ¿Con este trabajo se pueden disfrutar las fiestas?

R. Hay que organizarse para poder disfrutar, pero es que nos gusta mucho lo que hacemos. Lo peor de todo es tener que madrugar diariamente, estar siempre pendientes y en perfecto orden de revista.

P. ¿Sienten que su trabajo es reconocido?

R. Sí, la verdad es que la gente es muy agradecida, a excepción de algún gamberro, que siempre hay y molesta un poco. Por ejemplo, después del encierro, los voluntarios entramos a la plaza y nos aplauden. Es lo más emocionante del día y muy bonito.

P. Además de los encierros, el trabajo se multiplica.

R. Sí, tenemos que atender muchos casos, como las intoxicaciones etílicas, para la que creamos una base de socorro a la que llaman La coctelera.