Rumbas en el Carmel

El son de Rumba Alborada fue el broche final de las fiestas del barrio del Carmel de Barcelona, que durante algo más de una semana dejó atrás el recuerdo del socavón y se concentró en intentar disfrutar. "Se ha tratado de olvidar. Dentro de lo que cabe, la gente lo ha pasado bien", explicaba Juan Selfa, cantante de Rumba Alborada y, precisamente, uno de los más de 600 vecinos del barrio que todavía no han podido regresar a su casa porque está en la zona amarilla del socavón. De eso hace casi seis meses. Selfa, como otros de los afectados, vive de forma temporal en un piso de alquiler. Y...

El son de Rumba Alborada fue el broche final de las fiestas del barrio del Carmel de Barcelona, que durante algo más de una semana dejó atrás el recuerdo del socavón y se concentró en intentar disfrutar. "Se ha tratado de olvidar. Dentro de lo que cabe, la gente lo ha pasado bien", explicaba Juan Selfa, cantante de Rumba Alborada y, precisamente, uno de los más de 600 vecinos del barrio que todavía no han podido regresar a su casa porque está en la zona amarilla del socavón. De eso hace casi seis meses. Selfa, como otros de los afectados, vive de forma temporal en un piso de alquiler. Y ha querido estar en el barrio y pasar lo mejor posible los días de fiesta que empezaron el pasado 1 de julio y terminaron ayer con un castillo de fuegos artificiales. "Nos hemos encontrado muchos, de los que ya han regresado y de los que esperamos", explica. El escenario central de las fiestas ha sido el parque de la Llbertat, en la Rambla del Carmel, y también la recién abierta calle del Llobregós, y se han organizadojuegos infantiles, pasacalles, conciertos y bailes, como muestra la fotografía. Hasta el tenista Àlex Corretja, con raíces en el barrio, se acercó al Carmel para pelotear con la chiquillería. ¿Alguna alusión al desastre del túnel del metro? "No, no. Eran las fiestas", dice Constantino Enguídanos, el combativo secretario de la Asociación de Vecinos del Carmel.