De la corbata al alzacuellos

Las normas eclesiásticas no establecen la obligatoriedad de llevar alzacuellos si se es sacerdote. Y Miguel Castillejo, como casi siempre, no lo llevaba ayer. Su sucesor transitorio, Juan Moreno, si lo lucía en el cuello de su camisa oscura.

Sólo es una diferencia en el vestir, pero es una más de las que distinguen a Moreno y Castillejo. Ambos mantuvieron hace años duros enfrentamientos en el seno de la caja. Pero ayer parecía que empezaban a superarse, si se hace caso a aquéllos que vieron como ambos departían en el interior del Palacio de Viana, donde se celebró el consejo de administ...

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Las normas eclesiásticas no establecen la obligatoriedad de llevar alzacuellos si se es sacerdote. Y Miguel Castillejo, como casi siempre, no lo llevaba ayer. Su sucesor transitorio, Juan Moreno, si lo lucía en el cuello de su camisa oscura.

Sólo es una diferencia en el vestir, pero es una más de las que distinguen a Moreno y Castillejo. Ambos mantuvieron hace años duros enfrentamientos en el seno de la caja. Pero ayer parecía que empezaban a superarse, si se hace caso a aquéllos que vieron como ambos departían en el interior del Palacio de Viana, donde se celebró el consejo de administración en el que Castillejo renunció a la presidencia. Castillejo eligió, el mismo día en el que se marchaba, al Diario Córdoba, del que Cajasur es accionista, para hacer algo así como un testamento público. En una entrevista de cuatro páginas, Castillejo afirma: "Yo nunca me sentí vencido, zarandeado sí".

Castillejo anuncia que ya ha recibido una oferta de la Editorial Planeta para escribir sus memorias. En ellas, tal vez, incluya su "pequeño archivo de lo que" él llama "el infierno", donde guarda los recortes en los que se vierten lo que califica como "críticas inhumanas".

Castillejo reconoce que su forma de ser nunca ha sido "dúctil ni maleable", aunque también sostiene que no ha "estado aferrado al cargo" porque creyó en su "deber de seguir al pie del cañón". A la pregunta de cómo le gustaría que le recordasen, Castillejo afirma: "Me gustaría ser recordado como un sacerdote empresario a quien Cristo y la Iglesia le dieron el carisma y procuró pasar por el mundo como Cristo, haciendo el bien".

Ayer, tras el consejo de administración, afirmó que se marchaba "contento de la buena obra hecha, dentro de las limitaciones humanas que todos" los hombres tienen. Añadió que se va con el sentimiento de una obra que él ha creado, de una caja en la que dijo que ha vivido más que en su propia casa.

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