GREC 2005

Paseo por la especulación

Leo Bassi propone un viaje de 'turismo político' y denuncia por Barcelona

Paseo de cuatro horas que se convierten fácilmente en cinco, las que ofrece el polifacético bufón de la protesta Leo Bassi a bordo de su Bassibus. Turismo político al alcance de todos, no tanto por la denuncia de los casos de corrupción, que también, sino por el derecho democrático y constitucional que tiene todo ciudadano a informarse de lo que pasa en su ciudad. Ese es su objetivo: desenmascarar a los empresarios que se esconden tras las constructoras que han intervenido en los últimos cambios urbanísticos y demostrar su vinculación directa o indirecta con los responsables políticos y...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Paseo de cuatro horas que se convierten fácilmente en cinco, las que ofrece el polifacético bufón de la protesta Leo Bassi a bordo de su Bassibus. Turismo político al alcance de todos, no tanto por la denuncia de los casos de corrupción, que también, sino por el derecho democrático y constitucional que tiene todo ciudadano a informarse de lo que pasa en su ciudad. Ese es su objetivo: desenmascarar a los empresarios que se esconden tras las constructoras que han intervenido en los últimos cambios urbanísticos y demostrar su vinculación directa o indirecta con los responsables políticos y sus decisiones.

Tras realizar la experiencia en Madrid y haber mostrado a más de 1.000 turistas lo peor de la capital, Leo Bassi -dentro del programa de Inn Motion, festival integrado en el Grec- empieza su primer viaje en Barcelona sobre un contenedor de basura, megáfono en mano, con lo que califica de "buenas noticias": "Pensaba que aquí no habría tantos casos de corrupción como en Madrid, pero los hay. Se dan con más elegancia, pero se dan". De la zona del 22@, en la que se nos informa de la supuesta relación entre constructoras y dirigentes políticos y de la que se desprenden, según comenta Ada, la joven que comparte el micrófono con Bassi y se ha encargado de documentar la ruta, flagrantes casos de prevaricación urbanística, el autobús se dirige al recinto del Fórum, donde entramos en masa a ver la exposición Transformacions, que trata de los cambios urbanísticos de Barcelona, ante la mirada atónita del guardia jurado que suelta "Mientras no se lleven la maqueta..." , y resulta ser la única persona con la que nos cruzamos. Buscando el contraste y el contacto humano, Bassi nos lleva al paseo de Camarón, en el barrio de La Mina, frente a cuya escultura dedica unos malabares con los pies de hasta cinco balones para demostrar que el fútbol es algo más que un deporte lucrativo para unos cuantos que acaban echando raíces en el negocio inmobiliario.

¿A qué dedican su tiempo libre los empresarios de los que tenemos ya nombre, apellidos, árbol genealógico e incluso foto? La respuesta nos espera en el Real Club de Golf El Prat con cuyo gerente Bassi tiene una cita: quiere información sobre las tarifas. Huelga decir que no nos dejaron pasar. Nadie se sorprende. Lo que sí chocó fueron los modales con los que el portero dio el portazo, envalentonado ante las cámaras y los micrófonos. El resto del viaje se dedicó a casos de expropiación individual, como el de Manel, vecino del Raval víctima de mobbing inmobiliario que nos acompañó, o el señor Pep, masovero de una masía en Esplugues de Llobregat, al que la empresa propietaria amenaza con desahuciar y a quien Bassi invitó a que se nos uniera pues tenía una sorpresa para él: colocar ante el domicilio del responsable de la empresa una pancarta con el siguiente anuncio: "Pla integral d'expropiació de l'avinguda Pearson. Aquí construïm la Barcelona que volem".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En